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domingo, 22 de marzo de 2020

¿POR QUÉ NO SOY UN PSICÓLOGO COGNITIVO? PORQUE LO PSICOLÓGICO ES DISPOSICIONAL II PARTE


II PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL. Propiedades generales”.

BRYAN FÉLIX AGUIRRE JAQUI

Esta segunda parte de cuatro en total, tratará de un análisis histórico conceptual del concepto de disposición y sus propiedades generales. Para darle precisión argumentativa y síntesis, las ideas se mostrarán en forma ordenada y consecutiva por números. Espero que este estilo le brinde simpleza y didáctica para su lectura y comprensión:

1.       Lo psicológico son tratan de distintas lógicas categoriales (gramáticas) de diferentes factores disposicionales (fenómenos) siendo estos la inteligencia, la atención, la personalidad, la voluntad, los sentimientos, etc.

2.       Se puede realizar y han realizado los filósofos analíticos y conductistas, diversos análisis de estos factores disposicionales como es la inteligencia, la personalidad, la voluntad, la percepción, la memoria, entre otros. Esto como motivo de aclarar uno a uno los distintos conceptos y que (i) a pesar que nos dirigimos a ellos con “un mismo término”, en realidad tratan de “diversas lógicas categoriales que deben ser precisadas”, y (ii) que se conforman fenómenos “extra-episódicos” o de múltiples fenómenos que sólo con todos ellos se sostiene dicho concepto.

3.       Esta segunda parte tratará de un análisis no de cada uno de estos términos, sino del propio concepto de “disposición” o “factor/lógica disposicional”. Este análisis tendrá un sesgo conductista en el sentido de contemplar autores del conductismo analítico (filósofos) y del conductismo como disciplina.

4.       El término de “disposición” existe en teorías cognitivas, y estuvo un tiempo merodeando en teorías conductuales experimentales como una alternativa a la definición de la conducta distinta a la concepción de medida “puntual una por una en el tiempo”. La “disposición” siempre se entendió en todas sus esferas como un evento extra-episódico.

5.       No existe en el español la lógica original de disposición, sino en el idioma inglés como “disposition”, en su acepción de “tendencia, propensión e inclinación”.

6.       La primera postura que pondremos aquí será la de Jacob Robert Kantor, en su libro Psicología interconductual el autor habla sobre el factor disposicional o “ed” que lo define como “las circunstancias inmediatas” que influyen en la función de estímulo y respuesta que ocurrirá. Conocedores veremos que en sus clásicos gráficos de lo psicológico como un campo de diversos elementos, Kantor pone  los “ed” siempre alrededor de todo, en forma de contexto. En su libro “Fundamentos de psicología”, nos menciona que el “ed” puede influenciar tanto al objeto de estímulo (ilusiones ópticas), al individuo reactivo (emociones, enfermedades, melancolía), y a la interacción total misma (estar en una iglesia o un parque).

7.       Luego tenemos la interpretación y expansión del pensamiento de Kantor, de Emilio Ribes. Este autor aumenta el concepto de los “ed” no sólo como factores presentes o contextuales, sino también como los factores históricos que provienen de la historia interconductual (contactos pasados entre la función de estímulo y función de respuesta). En su libro “Enseñanza, ejercicio e investigación de la Psicología” afirma que “la historia es factor disposicional en tanto facilita o interfiere con  el establecimiento de una función de estímulo y/o respuesta”. Hasta la fecha el autor mantiene esta postura, sumado a las nociones de filosofía analítica que adopta y serán desarrolladas a continuación.

8.       Comenzamos con Gilbert Ryle y su libro “El concepto de lo mental” de 1969, autor que desarrolló extensivamente el análisis de estos conceptos de error categorial, lógica disposicional y, mediante ellos, la revisión de varios términos psicológicos “mentalistas”. Comencemos: “… muchas de las palabras que usamos comúnmente para describir y explicar la conducta de los seres humanos significan disposiciones y no episodios. Decir que una persona sabe algo, o aspira a ser algo, no es decir que en determinado momento esté haciendo algo o que le pasa algo, sino que es capaz de hacer ciertas cosas cuando es necesario, o que es propensa a hacer y sentir en ciertos tipos de situaciones. Por ejemplo, “…los verbos “saber”, “poseer” y “aspirar” no se comportan como los verbos “correr”, “levantarse” o “cosquillear”; no podemos decir: “supo tal cosa durante dos minutos, luego dejó de saberla y comenzó a saberla de nuevo después de tomarse un respiro”. Tampoco “…está ahora a dedicado a poseer una bicicleta” (Ryle, 1969, p. 117).

9.       La anterior cita es clara para entender que “saber y poseer”, si bien están en forma de “verbos”, estos no son “estrictamente verbos o acciones de sustantivos”. Sino que poseen otra lógica categorial. De esto se desprende 4 ideas principales de esta parte que adelantaré para que lo tengan como contexto:

      I.   Confundirlos como “acciones” es cometer error categorial, y con estos contra ejemplos que brinda el autor nos damos cuenta que no se pueden comportar como lo hacen las acciones (levantarse, cosquillear), que tienen un tiempo de inicio y fin en el sujeto y que, por tanto, se tratan de “episodios únicos”.

     II. Ampliaremos la relación entre el error categorial y disposición con un autor quien, para Ryle, es quien “introdujo” en la historia del conocimiento universal (y aún las Psicologías cognitivas no se desprenden de esa influencia ideológica) la confusión de no entender la disposición de lo mental, además de teorizar y hegemonizar el error categorial de mente-como-cuerpo: René Descartes.

“¿Cómo es que un proceso mental, como querer algo, puede causar movimientos de la lengua? ¿Cómo es que un cambio físico en el nervio óptico puede producir, entre otros efectos, la percepción de un destello luminoso? El problema muestra, por sí mismo, el molde lógico en el que Descartes volcó su teoría de la mente. Es el mismo en el que él y Galileo conformaron sus teorías mecánicas. Y aunque adhirió, sin quererlo, al lenguaje de la mecánica, trató de evitar el desastre consiguiente describiendo la mente con un vocabulario puramente negativo. Las operaciones mentales tuvieron que ser descritas negando las características atribuidas a los cuerpos: no están en el espacio, no son movimientos, no son modificaciones de la materia, no son accesibles a la observación pública. Las mentes no son trozos de un mecanismo de relojería. Son, simplemente, trozos de un no-mecanismo. Representada de esta manera, la mente humana es un fantasma dentro del cuerpo humano, el que —sin embargo— no es una máquina común debido a que algunas de sus operaciones son regidas por esta otra máquina, invisible, inaudible y que obedece a leyes desconocidas por los ingenieros, que existe en él. Nada se sabe, además, sobre la manera en que gobierna a la máquina corporal. Otro punto decisivo de la doctrina tiene consecuencias similares. Puesto que, de acuerdo con ella, la mente pertenece a la misma categoría que los cuerpos, y éstos están regidos por leyes mecánicas estrictas, se sigue que, de modo similar, está regida por leyes no-mecánicas. El mundo físico es un sistema determinista y, por eso, el mundo mental también tiene que serlo. Los cuerpos no pueden evitar las modificaciones que experimentan y tampoco la mente puede variar el curso que le está prefijado (Rye, 1969, p. 18-19)”.

     III.    ¿Y si lo mental no es para-mecánico? Entonces es disposicional. Y lo que hay que hacer es no darle la lógica para-mecánica, sino analizar cada uno de estos conceptos “en sus usos originales de las personas”, para así agregar la lógica categorial que les pertenece. Por ejemplo, pseudo verbos de “poseer” y “saber” (pues acciones no son) y otros conceptos psicológicos o mentalistas, lo que Ryle llama “factores disposicionales”, poseen lógicas categoriales de: estados, conmociones, propensiones, inclinaciones, capacidades, etc. Estas lógicas categoriales, son el eslabón perdido que le faltó a la Psicología y al entendimiento de lo mental para salir de sus problemas conceptuales, a los cuales tanto el Conductismo como las Psicología cognitivas cometieron (esto se expandirá más adelante). Y adelantando una idea exquisita para los lectores, estas categorías disposicionales como eslabones perdidos, son el puente entre el lenguaje ordinario y el lenguaje científico que se requiere para entablar una teoría científica de la Psicología coherente y congruente con los fenómenos que postula estudiar.
   
     IV.    Prácticamente, una buena mayoría de fenómenos psicológicos mentalistas que existen, se tratan de factores disposicionales. Recuerden esto:
“El vocabulario que usamos para describir la conducta específicamente humana no consiste exclusivamente en palabras disposicionales. El juez, el maestro, el novelista, el psicólogo y el hombre de la calle tienen que emplear, también, un amplio arsenal de palabras que se refieren a episodios, cuando hablan acerca de qué es lo que los hombres hacen o debieran hacer, cómo actúan y reaccionan o debieran hacerlo. Estas palabras, al igual que las disposiciones, pertenecen a una variedad de tipos, y veremos que el olvido de algunas de estas diferencias de tipos ha estimulado y, a la vez, ha sido estimulado por la identificación de lo mental con lo fantasmal” (Ryle, 1969, p. 118).

      V.      La característica principal de todos ellos es que no son fenómenos episódicos como los verbos o acciones, sino extra-episódicos, de múltiples episodios, de que se requieren varios episodios, distintos o iguales, en el tiempo para que se dé dicho fenómeno, y posteriormente se le defina como tal.

   VI.    Entonces, ¿Porqué decimos que estos fenómenos extra-episódicos “influyen” (interfieren o facilitan, según Emilio Ribes) en la actualización de la conducta? Porque para que se dé con éxito un examen de ingreso “se debe de ser “inteligente”; para que una persona reaccione con facilidad a determinadas emociones de los otros, “se debe de tener una personalidad tal o cual”; para que una persona busque a otra para proponerle una compromiso “se debe estar enamorado”; para que alguien reaccione efusivamente a una crítica “se debe estar conmocionado”, “o es agresivo”, “o está sentimental”, entre otras disposiciones. Por ende, las disposiciones “no causan” la conducta, sino “la influyen”. Concluimos: “Las disposiciones psicológicas” influyen en determinadas conductas puntuales y también influyen a otras disposiciones”. Ahondaremos todos estos puntos en el ensayo.

10.   Las disposiciones no sólo las empleamos en personas, sino también en animales, insectos, cristales, hasta en los átomos. Las disposiciones está en toda la naturaleza, y las expresamos por nuestro lenguaje en forma de términos singulares que corresponden a categorías lógicas distintas: hobbies, hábitos, modas, afectaciones, etiquetas, destrezas; propiedades de las cosas, condiciones especiales de las cosas, situaciones físicas, capacidades de objetos, circunstancias, etc.:

11.   Ryle afirma que las disposiciones psicológicas han sido malinterpretados: “…como informes categóricos de cuestiones de hecho, particulares e inaccesibles”. Y posteriormente afirma: “… en vez de enunciados comprobables de carácter hipotético” (p.66). Por tanto, las disposiciones psicológicas aparte de ser extra-episódicas, tienen un carácter hipotético.  Esto lo ahondaremos luego.

12.   Rlye también expone otra característica importante: “…los verbos con los que damos cuenta de los diferentes ejercicios de tendencias, capacidades, y propensiones genéricas, pueden diferir  de los verbos episódicos con los cuales designamos las disposiciones”. Por ejemplo, la disposición de “elástico” no se expresamos cuando alargamos una liga con “elastizar”, sino “el objetivo de estira y luego se contrae aplicando fuerzas”. Esto es, los verbos con los que identificamos y “se actualizan” las disposiciones (estirar, contraer) son distintos a los términos de las mismas disposiciones (elástico). Muchos de los fenómenos psicológicos tienen esta naturaleza: personalidad, pensamiento, consciencia, voluntad, memoria, etc.

13.   El conductista ha sabido identificar esta propiedad de las disposiciones, pero se le ha criticado diciendo que “es reduccionista con el fenómeno”. Aclarar el fenómeno de la disposición psicológica mediante sus conductas puntuales y objetivas en formas de actividades es parte de la dinámica del concepto de disposición. Los cognitivos, sobre la base de esta propiedad, han apelado a “crear” una realidad paralela especial que es imposible de salir como problema filosófico, sin embargo, si bien puede justificarse operacionalmente, realmente se trata de no entender esta naturaleza distintiva entre el (a) término de la “disposición”, y (b) las acciones que la identifican cuando se actualizan en conducta. El lenguaje es tan complejo cuando se le analiza, mas no cuando se le usa pues el contexto en que uno se encuentra conceptúa cada palabra, oración o idea expresada, por ello es necesario tener claro cuando la naturaleza distintivas de los verbos de las disposiciones (Ryle, 1969, p. 119):

“…hay un amplio espectro de acciones y reacciones diferentes predecibles a partir de la descripción de alguien como "codicioso", mientras que, hablando toscamente, hay sólo un tipo de acción predecible a partir de la descripción de alguien como "fumador de cigarros".) Para resumir, algunas palabras disposicionales son altamente genéricas o determinables, mientras que otras son altamente específicas o determinadas; los verbos con los que damos cuenta de los diferentes ejercicios de tendencias, capacidades y propensiones genéricas, pueden diferir de los verbos con los cuales designamos las disposiciones, mientras que los verbos episódicos que corresponden a los verbos disposicionales altamente específicos pueden ser iguales”.

14.   Los conceptos disposicionales psicológicos-mentales son tan flexibles que:

14.1.  Un sólo término, puede desempeñarse en forma de “sustantivo”, “verbo”, “adverbio” y hasta de “adjetivo”, a pesar de ello, podría estar guardando su misma lógica categorial: Podríamos usar pensamiento, pensar y pensador aludiendo a la misma “circunstancia” que estemos observando.

14.2.  Y si agarramos sólo uno de estos términos sea cual fuese su lógica categorial, podemos identificar muchos episodios de acciones que actualiza esta disposición. Por ejemplo, para disposiciones tan amplias como “conocer”, o “creer”, estos identifican varios episodios bajo una misma lógica particular.

14.3.  Otras veces, si se cambian en estas categorías, a diferencia del anterior punto, es porque ya ha cambiado su lógica categorial: Por ejemplo, “presta atención a la clase” (sustantivo, pero con lógica disposicional de adverbio); “presta atención si realmente la amas” (sustantivo con lógica disposicional de sentimiento); “atendí al cliente” (lógica de acción); “resuelve atentamente el examen” (adverbio, con lógica disposicional adverbial). Cada una de estas situaciones, si se les analiza nos daremos cuenta que corresponden a distintas conductas verbales, afectivas, efectivas en sus situaciones, y con propiedades temporales y cirsunstanciales distintas.

15.   Para concluir las ideas anteriores, la existencia del punto 14.3. sobre los términos parecidos que refieren a distintas “geografías lógicas” o “lógicas disposicionales”, esto sucede debido a lo que Wittgenstein llama “semejanzas de familia”. Debido a que el lenguaje en general tiene la característica de “economizar el esfuerzo”, lo que hace es (A) usar los mismos términos con lógicas distintas pero “semejantes” puesto que “el contexto” brinda el significado puntual (“atiende” a la clase, “atiende” a tus emociones) ;  (B) usar distintos términos en formas de sustantivos, adverbios, y otros con lógicas distintas “por sus semejanzas” (atiende tus asuntos, presta atención a la clase, estuve atento a mis sentimientos, desarrollé atentamente el examen)…, y (c) usar para un solo término diversos episodios de conducta “semejantes” (prestar atención: leía los apuntes del profesor en la pizarra, escuchaba sus palabras y comprendía sus ideas, guardaba silencio cuando el profesor hablaba).

16.   Llegando aquí, Ryle afirma que el problema yace cuando lo extra-episódico o disposicional se “reformula” como episódico en forma de actividad “paralela”, como si estuviese a puertas cerradas de los múltiples episodios mismos (“pensamiento”, como “un” proceso complejo). Como consecuencia, se tergiversan así las “potencialidades” (cosas-que-serían, hechos-que-podrían) en forma de cosas-actuales-ocultas. Sigamos con el análisis.

17.   Para Ryle, estos enunciados no son causas de algo, esto es, no son enunciados legales o tipo ley. Son enunciados cuasi-ley pues mencionan objetos, personas y circunstancias pero no abstracciones. No son abiertas totales como las leyes (“Todo X es A”), sino parcialmente abiertas (“Cualquier A cuando con B”; “Toda vez que A, entonces B”).

18.   Veamos aquí una imagen de lo que es un enunciado abierto, legaliforme o ley desde la teoría de Hempel: “Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él”.

Los enunciados primeros y las leyes son verdaderos o falsos, a diferencia de los episodios y factores disposicionales, sin embargo, tienen esta misma función de “influir” o podríamos decir también “explicar” la actualización o concreción de un evento puntual o fenómeno que se explica.

19.   Colocamos primero en qué consiste el proceso explicativo de un enunciado legal:

Como se aprecia, la inducción inicia puede primero se desarrollan los enunciados episódicos, se crean las leyes/teorías y luego regresa para su identificación de estas. Se establece mediante las teorías la deducción de los fenómenos que aún no ocurren. Esto es considerado el método científico “tradicional”.

20.   Ahora expondremos la postura de Ryle sobre la lógica de los enunciados disposicionales:

Lo disposicional para Ryle es “cuasi-ley”, puesto no es totalmente una ley, pero sí cumple una función semejante, por ejemplo, si decimos que el azúcar es soluble (disposición), nos informa que “se disolvería si fuera sumergido en agua, en cualquier lugar o en cualquier momento”. O un ejemplo psicológico: “Él sabe los pronombres en inglés”, nos dice que si se le preguntase u otra forma, él escribiría o respondería correctamente determinadas palabras en otro idioma”. ¿Se dan cuenta que también explican de cierta manera? Porque lo hace bien, porque ha aprendido a mencionarlos. Esto es una explicación-descriptiva de los fenómenos, para nuestro interés, psicológicos. No explican estrictamente, pues entraríamos en circularidad. La explicación estricta del porqué sabe los pronombes, se encuentra en la historias de interacciones de aprendizaje-enseñanza entre el sujeto y los recursos didácticos para el aprendizaje del idioma inglés. No lo olviden, no explican, sino “cuasi-explican” o “describen”:

“…Las oraciones que incluyen estas palabras disposicionales han sido interpretadas como informes categóricos de cuestiones de hecho, particulares e inaccesibles, en vez de enunciados comprobables de carácter hipotético, y los que llamaré enunciados de carácter "semi-hipotético". El viejo error de atribuir a la palabra "fuerza" la significación de un agente oculto que ejerce fuerza ha sido abandonado en las ciencias físicas, pero sus parientes sobreviven en muchas teorías de la mente y quizá sólo están moribundos en el campo de la biología” (El concepto de lo Mental, Ryle, p. 118).

21.   Hasta aquí dejamos la segunda parte. Para motivar la lectura de la tercer parte (III PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL. Términos mentalistas”), informamos que se ahondará el concepto de lo disposicional desde la postura de Gilbert Ryle, dándole un sentido significativo de este aprendizaje por medio de la comparación de la postura de estos conceptos desde el Conductismo y el Cognitivismo. ¡No se lo pierdan!

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