II PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL.
Propiedades generales”.
BRYAN FÉLIX AGUIRRE JAQUI
Esta segunda parte de cuatro en total, tratará
de un análisis histórico conceptual del concepto de disposición y sus
propiedades generales. Para darle precisión argumentativa y síntesis, las ideas
se mostrarán en forma ordenada y consecutiva por números. Espero que este
estilo le brinde simpleza y didáctica para su lectura y comprensión:
1. Lo psicológico son tratan de
distintas lógicas categoriales (gramáticas) de diferentes factores disposicionales
(fenómenos) siendo estos la inteligencia, la atención, la personalidad, la
voluntad, los sentimientos, etc.
2. Se puede realizar y han realizado
los filósofos analíticos y conductistas, diversos análisis de estos factores
disposicionales como es la inteligencia, la personalidad, la voluntad, la
percepción, la memoria, entre otros. Esto como motivo de aclarar uno a uno los
distintos conceptos y que (i) a pesar que nos dirigimos a ellos con “un mismo
término”, en realidad tratan de “diversas lógicas categoriales que deben ser
precisadas”, y (ii) que se conforman fenómenos “extra-episódicos” o de
múltiples fenómenos que sólo con todos ellos se sostiene dicho concepto.
3. Esta segunda parte tratará de un
análisis no de cada uno de estos términos, sino del propio concepto de
“disposición” o “factor/lógica disposicional”. Este análisis tendrá un sesgo
conductista en el sentido de contemplar autores del conductismo analítico
(filósofos) y del conductismo como disciplina.
4. El término de “disposición” existe
en teorías cognitivas, y estuvo un tiempo merodeando en teorías conductuales
experimentales como una alternativa a la definición de la conducta distinta a
la concepción de medida “puntual una por una en el tiempo”. La “disposición”
siempre se entendió en todas sus esferas como un evento extra-episódico.
5. No existe en el español la lógica
original de disposición, sino en el idioma inglés como “disposition”, en su
acepción de “tendencia, propensión e inclinación”.
6. La primera postura que pondremos
aquí será la de Jacob Robert Kantor, en su libro Psicología interconductual el
autor habla sobre el factor disposicional o “ed” que lo define como “las
circunstancias inmediatas” que influyen en la función de estímulo y respuesta
que ocurrirá. Conocedores veremos que en sus clásicos gráficos de lo
psicológico como un campo de diversos elementos, Kantor pone los “ed” siempre alrededor de todo, en forma
de contexto. En su libro “Fundamentos de psicología”, nos menciona que el “ed”
puede influenciar tanto al objeto de estímulo (ilusiones ópticas), al individuo
reactivo (emociones, enfermedades, melancolía), y a la interacción total misma
(estar en una iglesia o un parque).
7. Luego tenemos la interpretación y
expansión del pensamiento de Kantor, de Emilio Ribes. Este autor aumenta el concepto
de los “ed” no sólo como factores presentes o contextuales, sino también como
los factores históricos que provienen de la historia interconductual (contactos
pasados entre la función de estímulo y función de respuesta). En su libro
“Enseñanza, ejercicio e investigación de la Psicología” afirma que “la historia
es factor disposicional en tanto facilita o interfiere con el establecimiento de una función de estímulo
y/o respuesta”. Hasta la fecha el autor mantiene esta postura, sumado a las
nociones de filosofía analítica que adopta y serán desarrolladas a
continuación.
8. Comenzamos con Gilbert Ryle y su
libro “El concepto de lo mental” de 1969, autor que desarrolló extensivamente
el análisis de estos conceptos de error categorial, lógica disposicional y,
mediante ellos, la revisión de varios términos psicológicos “mentalistas”.
Comencemos: “… muchas de las palabras que usamos comúnmente para describir y
explicar la conducta de los seres humanos significan disposiciones y no
episodios. Decir que una persona sabe algo, o aspira a ser algo, no es decir
que en determinado momento esté haciendo algo o que le pasa algo, sino que es
capaz de hacer ciertas cosas cuando es necesario, o que es propensa a hacer y
sentir en ciertos tipos de situaciones. Por ejemplo, “…los verbos “saber”,
“poseer” y “aspirar” no se comportan como los verbos “correr”, “levantarse” o
“cosquillear”; no podemos decir: “supo tal cosa durante dos minutos, luego dejó
de saberla y comenzó a saberla de nuevo después de tomarse un respiro”. Tampoco
“…está ahora a dedicado a poseer una bicicleta” (Ryle, 1969, p. 117).
9. La anterior cita es clara para
entender que “saber y poseer”, si bien están en forma de “verbos”, estos no son
“estrictamente verbos o acciones de sustantivos”. Sino que poseen otra lógica
categorial. De esto se desprende 4 ideas principales de esta parte que
adelantaré para que lo tengan como contexto:
I. Confundirlos
como “acciones” es cometer error categorial, y con estos contra ejemplos que
brinda el autor nos damos cuenta que no se pueden comportar como lo hacen las
acciones (levantarse, cosquillear), que tienen un tiempo de inicio y fin en el
sujeto y que, por tanto, se tratan de “episodios únicos”.
II. Ampliaremos
la relación entre el error categorial y disposición con un autor quien, para
Ryle, es quien “introdujo” en la historia del conocimiento universal (y aún las
Psicologías cognitivas no se desprenden de esa influencia ideológica) la
confusión de no entender la disposición de lo mental, además de teorizar y
hegemonizar el error categorial de mente-como-cuerpo: René Descartes.
“¿Cómo es que un proceso mental, como querer algo, puede causar movimientos de la lengua? ¿Cómo es que un cambio físico en el nervio óptico puede producir, entre otros efectos, la percepción de un destello luminoso? El problema muestra, por sí mismo, el molde lógico en el que Descartes volcó su teoría de la mente. Es el mismo en el que él y Galileo conformaron sus teorías mecánicas. Y aunque adhirió, sin quererlo, al lenguaje de la mecánica, trató de evitar el desastre consiguiente describiendo la mente con un vocabulario puramente negativo. Las operaciones mentales tuvieron que ser descritas negando las características atribuidas a los cuerpos: no están en el espacio, no son movimientos, no son modificaciones de la materia, no son accesibles a la observación pública. Las mentes no son trozos de un mecanismo de relojería. Son, simplemente, trozos de un no-mecanismo. Representada de esta manera, la mente humana es un fantasma dentro del cuerpo humano, el que —sin embargo— no es una máquina común debido a que algunas de sus operaciones son regidas por esta otra máquina, invisible, inaudible y que obedece a leyes desconocidas por los ingenieros, que existe en él. Nada se sabe, además, sobre la manera en que gobierna a la máquina corporal. Otro punto decisivo de la doctrina tiene consecuencias similares. Puesto que, de acuerdo con ella, la mente pertenece a la misma categoría que los cuerpos, y éstos están regidos por leyes mecánicas estrictas, se sigue que, de modo similar, está regida por leyes no-mecánicas. El mundo físico es un sistema determinista y, por eso, el mundo mental también tiene que serlo. Los cuerpos no pueden evitar las modificaciones que experimentan y tampoco la mente puede variar el curso que le está prefijado (Rye, 1969, p. 18-19)”.
III.
¿Y
si lo mental no es para-mecánico? Entonces es disposicional. Y lo que hay que
hacer es no darle la lógica para-mecánica, sino analizar cada uno de estos
conceptos “en sus usos originales de las personas”, para así agregar la lógica
categorial que les pertenece. Por ejemplo, pseudo verbos de “poseer” y “saber” (pues
acciones no son) y otros conceptos psicológicos o mentalistas, lo que Ryle
llama “factores disposicionales”, poseen
lógicas categoriales de: estados, conmociones, propensiones, inclinaciones,
capacidades, etc. Estas lógicas categoriales, son el eslabón perdido que le
faltó a la Psicología y al entendimiento de lo mental para salir de sus
problemas conceptuales, a los cuales tanto el Conductismo como las Psicología
cognitivas cometieron (esto se expandirá más adelante). Y adelantando una idea
exquisita para los lectores, estas categorías disposicionales como eslabones
perdidos, son el puente entre el lenguaje ordinario y el lenguaje científico
que se requiere para entablar una teoría científica de la Psicología coherente
y congruente con los fenómenos que postula estudiar.
IV.
Prácticamente,
una buena mayoría de fenómenos psicológicos mentalistas que existen, se tratan
de factores disposicionales. Recuerden esto:
“El vocabulario que usamos para
describir la conducta específicamente humana no consiste exclusivamente en
palabras disposicionales. El juez, el maestro, el novelista, el psicólogo y el
hombre de la calle tienen que emplear, también, un amplio arsenal de palabras
que se refieren a episodios, cuando hablan acerca de qué es lo que los hombres
hacen o debieran hacer, cómo actúan y reaccionan o debieran hacerlo. Estas
palabras, al igual que las disposiciones, pertenecen a una variedad de tipos, y
veremos que el olvido de algunas de estas diferencias de tipos ha estimulado y,
a la vez, ha sido estimulado por la identificación de lo mental con lo
fantasmal” (Ryle, 1969, p. 118).
V.
La
característica principal de todos ellos es que no son fenómenos episódicos como
los verbos o acciones, sino extra-episódicos, de múltiples episodios, de que se
requieren varios episodios, distintos o iguales, en el tiempo para que se dé
dicho fenómeno, y posteriormente se le defina como tal.
VI.
Entonces,
¿Porqué decimos que estos fenómenos extra-episódicos “influyen” (interfieren o
facilitan, según Emilio Ribes) en la actualización de la conducta? Porque para
que se dé con éxito un examen de ingreso “se debe de ser “inteligente”; para
que una persona reaccione con facilidad a determinadas emociones de los otros,
“se debe de tener una personalidad tal o cual”; para que una persona busque a
otra para proponerle una compromiso “se debe estar enamorado”; para que alguien
reaccione efusivamente a una crítica “se debe estar conmocionado”, “o es
agresivo”, “o está sentimental”, entre otras disposiciones. Por ende, las
disposiciones “no causan” la conducta, sino “la influyen”. Concluimos: “Las
disposiciones psicológicas” influyen en determinadas conductas puntuales y
también influyen a otras disposiciones”. Ahondaremos todos estos puntos en el
ensayo.
10. Las disposiciones no sólo las
empleamos en personas, sino también en animales, insectos, cristales, hasta en
los átomos. Las disposiciones está en toda la naturaleza, y las expresamos por
nuestro lenguaje en forma de términos singulares que corresponden a categorías
lógicas distintas: hobbies, hábitos, modas, afectaciones, etiquetas, destrezas;
propiedades de las cosas, condiciones especiales de las cosas, situaciones
físicas, capacidades de objetos, circunstancias, etc.:
11. Ryle afirma que las disposiciones
psicológicas han sido malinterpretados: “…como informes categóricos de
cuestiones de hecho, particulares e inaccesibles”. Y posteriormente afirma: “…
en vez de enunciados comprobables de carácter hipotético” (p.66). Por tanto,
las disposiciones psicológicas aparte de ser extra-episódicas, tienen un
carácter hipotético. Esto lo ahondaremos
luego.
12. Rlye también expone otra
característica importante: “…los verbos con los que damos cuenta de los
diferentes ejercicios de tendencias, capacidades, y propensiones genéricas,
pueden diferir de los verbos episódicos
con los cuales designamos las disposiciones”. Por ejemplo, la disposición de
“elástico” no se expresamos cuando alargamos una liga con “elastizar”, sino “el
objetivo de estira y luego se contrae aplicando fuerzas”. Esto es, los verbos
con los que identificamos y “se actualizan” las disposiciones (estirar,
contraer) son distintos a los términos de las mismas disposiciones (elástico).
Muchos de los fenómenos psicológicos tienen esta naturaleza: personalidad,
pensamiento, consciencia, voluntad, memoria, etc.
13. El conductista ha sabido identificar
esta propiedad de las disposiciones, pero se le ha criticado diciendo que “es
reduccionista con el fenómeno”. Aclarar el fenómeno de la disposición
psicológica mediante sus conductas puntuales y objetivas en formas de
actividades es parte de la dinámica del concepto de disposición. Los
cognitivos, sobre la base de esta propiedad, han apelado a “crear” una realidad
paralela especial que es imposible de salir como problema filosófico, sin
embargo, si bien puede justificarse operacionalmente, realmente se trata de no
entender esta naturaleza distintiva entre el (a) término de la “disposición”, y
(b) las acciones que la identifican cuando se actualizan en conducta. El
lenguaje es tan complejo cuando se le analiza, mas no cuando se le usa pues el
contexto en que uno se encuentra conceptúa cada palabra, oración o idea
expresada, por ello es necesario tener claro cuando la naturaleza distintivas
de los verbos de las disposiciones (Ryle, 1969, p. 119):
“…hay un amplio espectro de acciones y reacciones diferentes predecibles
a partir de la descripción de alguien como "codicioso", mientras que,
hablando toscamente, hay sólo un tipo de acción predecible a partir de la
descripción de alguien como "fumador de cigarros".) Para resumir,
algunas palabras disposicionales son altamente genéricas o determinables,
mientras que otras son altamente específicas o determinadas; los verbos con los
que damos cuenta de los diferentes ejercicios de tendencias, capacidades y
propensiones genéricas, pueden diferir de los verbos con los cuales designamos
las disposiciones, mientras que los verbos episódicos que corresponden a los
verbos disposicionales altamente específicos pueden ser iguales”.
14. Los conceptos disposicionales
psicológicos-mentales son tan flexibles que:
14.1. Un sólo término, puede desempeñarse
en forma de “sustantivo”, “verbo”, “adverbio” y hasta de “adjetivo”, a pesar de
ello, podría estar guardando su misma lógica categorial: Podríamos usar
pensamiento, pensar y pensador aludiendo a la misma “circunstancia” que estemos
observando.
14.2. Y si agarramos sólo uno de estos
términos sea cual fuese su lógica categorial, podemos identificar muchos
episodios de acciones que actualiza esta disposición. Por ejemplo, para
disposiciones tan amplias como “conocer”, o “creer”, estos identifican varios
episodios bajo una misma lógica particular.
14.3. Otras veces, si se cambian en estas
categorías, a diferencia del anterior punto, es porque ya ha cambiado su lógica
categorial: Por ejemplo, “presta atención a la clase” (sustantivo, pero con
lógica disposicional de adverbio); “presta atención si realmente la amas”
(sustantivo con lógica disposicional de sentimiento); “atendí al cliente”
(lógica de acción); “resuelve atentamente el examen” (adverbio, con lógica
disposicional adverbial). Cada una de estas situaciones, si se les analiza nos daremos
cuenta que corresponden a distintas conductas verbales, afectivas, efectivas en
sus situaciones, y con propiedades temporales y cirsunstanciales distintas.
15. Para concluir las ideas anteriores,
la existencia del punto 14.3. sobre los términos parecidos que refieren a
distintas “geografías lógicas” o “lógicas disposicionales”, esto sucede debido
a lo que Wittgenstein llama “semejanzas de familia”. Debido a que el lenguaje
en general tiene la característica de “economizar el esfuerzo”, lo que hace es
(A) usar los mismos términos con lógicas distintas pero “semejantes” puesto que
“el contexto” brinda el significado puntual (“atiende” a la clase, “atiende” a
tus emociones) ; (B) usar distintos
términos en formas de sustantivos, adverbios, y otros con lógicas distintas
“por sus semejanzas” (atiende tus asuntos, presta atención a la clase, estuve
atento a mis sentimientos, desarrollé atentamente el examen)…, y (c) usar para
un solo término diversos episodios de conducta “semejantes” (prestar atención: leía
los apuntes del profesor en la pizarra, escuchaba sus palabras y comprendía sus
ideas, guardaba silencio cuando el profesor hablaba).
16. Llegando aquí, Ryle afirma que el
problema yace cuando lo extra-episódico o disposicional se “reformula” como
episódico en forma de actividad “paralela”, como si estuviese a puertas
cerradas de los múltiples episodios mismos (“pensamiento”, como “un” proceso
complejo). Como consecuencia, se tergiversan así las “potencialidades”
(cosas-que-serían, hechos-que-podrían) en forma de cosas-actuales-ocultas.
Sigamos con el análisis.
17. Para Ryle, estos enunciados no son
causas de algo, esto es, no son enunciados legales o tipo ley. Son enunciados
cuasi-ley pues mencionan objetos, personas y circunstancias pero no
abstracciones. No son abiertas totales como las leyes (“Todo X es A”), sino
parcialmente abiertas (“Cualquier A cuando con B”; “Toda vez que A, entonces
B”).
18. Veamos aquí una imagen de lo que es
un enunciado abierto, legaliforme o ley desde la teoría de Hempel: “Todo cuerpo
persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser
que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él”.
Los enunciados primeros y las leyes
son verdaderos o falsos, a diferencia de los episodios y factores disposicionales,
sin embargo, tienen esta misma función de “influir” o podríamos decir también
“explicar” la actualización o concreción de un evento puntual o fenómeno que se
explica.
19. Colocamos primero en qué consiste el
proceso explicativo de un enunciado legal:
Como se aprecia, la inducción inicia
puede primero se desarrollan los enunciados episódicos, se crean las
leyes/teorías y luego regresa para su identificación de estas. Se establece
mediante las teorías la deducción de los fenómenos que aún no ocurren. Esto es
considerado el método científico “tradicional”.
20. Ahora expondremos la postura de Ryle
sobre la lógica de los enunciados disposicionales:
Lo disposicional para Ryle es “cuasi-ley”, puesto no es totalmente una
ley, pero sí cumple una función semejante, por ejemplo, si decimos que el
azúcar es soluble (disposición), nos informa que “se disolvería si fuera
sumergido en agua, en cualquier lugar o en cualquier momento”. O un ejemplo
psicológico: “Él sabe los pronombres en inglés”, nos dice que si se le
preguntase u otra forma, él escribiría o respondería correctamente determinadas
palabras en otro idioma”. ¿Se dan cuenta que también explican de cierta manera?
Porque lo hace bien, porque ha aprendido a mencionarlos. Esto es una
explicación-descriptiva de los fenómenos, para nuestro interés, psicológicos.
No explican estrictamente, pues entraríamos en circularidad. La explicación
estricta del porqué sabe los pronombes, se encuentra en la historias de
interacciones de aprendizaje-enseñanza entre el sujeto y los recursos
didácticos para el aprendizaje del idioma inglés. No lo olviden, no explican,
sino “cuasi-explican” o “describen”:
“…Las oraciones que incluyen estas palabras disposicionales han sido
interpretadas como informes categóricos de cuestiones de hecho, particulares e
inaccesibles, en vez de enunciados comprobables de carácter hipotético, y los
que llamaré enunciados de carácter "semi-hipotético". El viejo error
de atribuir a la palabra "fuerza" la significación de un agente
oculto que ejerce fuerza ha sido abandonado en las ciencias físicas, pero sus
parientes sobreviven en muchas teorías de la mente y quizá sólo están
moribundos en el campo de la biología” (El concepto de lo Mental, Ryle, p. 118).
21. Hasta aquí dejamos la segunda parte.
Para motivar la lectura de la tercer parte (III PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL. Términos mentalistas”),
informamos que se ahondará el concepto de lo disposicional desde la postura de
Gilbert Ryle, dándole un sentido significativo de este aprendizaje por medio de
la comparación de la postura de estos conceptos desde el Conductismo y el
Cognitivismo. ¡No se lo pierdan!
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