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domingo, 19 de abril de 2020

¿POR QUÉ NO SOY UN PSICÓLOGO COGNITIVO? PORQUE LO PSICOLÓGICO ES DISPOSICIONAL IV B


IV. B: “Aclaraciones adicionales y el Cognitivismo sofisticado”

BRYAN FÉLIX AGUIRRE JAQUI

67.   Es necesario precisar el objetivo de este ensayo en el resumen inicial. Se mencionó la evitación, no negación ni rechazo, al cognitivismo tradicional u ortodoxo (Froese 2009, en Segovia, A., La cognición como acontecer biológico desde la teoría de la enacción y la corporización de la actividad psicológica, Universidad Nacional de Colombia, encontrado en la web), no en el sentido de estar contra los datos de sus investigaciones, sino en naturaleza de su teoría que agrega. También se precisó que el ensayo consistía en un trabajo filosófico, pero no desde un ismo psicológico y que este tipo de actividad es necesario, para tener en la revisión de los trabajos teóricos por lo que se aclara que el público objetivo principal son todos los estudiantes de pregrado que están revisando a los teóricos cognitivos ortodoxos (cognitivistas clásicos según Francisco Varela, se amplía posteriormente). Es claro que el ensayo también es pertinente para quienes han revisado estos autores y a los cognitivos sofisticados actuales. La filosofía analítica como método filosófico no necesariamente viene a definir qué se tiene que investigar o no, sino que si ello que se va a investigar o se estuvo investigando realmente no entra en confusión con los mismos u otros conceptos usados en otros contextos. Para tal caso, desde esta cuarta fase, parte B del ensayo, se podría usar este título que, aunque largo, encierra con justicia su objetivo principal: ¿Por qué “podría” no ser un psicólogo cognitivo ortodoxo? Porque lo psicológico es disposicional. “Podría”, puesto que la claridad conceptual la considero un criterio necesario pero no determinante para una teoría científica. A continuación argumentaré las dos grandes razones de “considerar” este criterio necesario:

68.   La razón filosófica: ¿Por qué considerar relevante este ensayo? Siempre quise escribirlo desde pre-grado, hace algunos años justamente para mostrar a los estudiantes de Psicología no un criterio demarcatorio de lo que es ciencia o no, pero sí un criterio, entre muchos, de lo que se puede considerar un criterio para una ciencia menos confusa. Los análisis de Wittgenstein en Investigaciones filosóficas hacen ver que el dualismo cartesiano incurrió en cuantiosos errores en cuanto a la comprensión de la naturaleza y el espíritu humano. Las teorías de la mente y otras que provengan del dualismo cartesiano también caen en este malentendido de comprender la realidad externa como una representación mental subjetiva en las cabezas de las personas. La mayoría de teorías psicológicas de la mente son representacionales; recién en las últimas décadas han salido algunas propuestas sofisticadas, que serán luego analizadas ampliamente.

68.1.  Por el momento, sustento aquí que con el solo enunciado de la pregunta en forma de ¿qué es la mente?, entonces ya estamos partiendo mal por considerarse una pseudopregunta. Hemos dicho anteriormente que la mente es ontológicamente absurda y epistemológicamente sin consenso, y esto se comprueba en el análisis realizado por Mario Bunge en su libro El problema mente-cerebro. Un Enfoque psicobiológico. Aquí se considera a “la mente” como un ente de la cual se derivan problemas filosóficos genuinos en forma de diversas preguntas sobre su significado, relaciones, dinámica, y proceso; entonces podríamos enumerar diversos enfoques sobre lo mental. Bunge (198,5, p. 26) realiza el siguiente cuadro sobre diez concepciones del problema de la mente(ψ)-cerebro (φ):


 Para su ampliación recomendamos revisar el libro de Mario Bunge de 1985. De acuerdo a como se asimila cada perspectiva filosófica, la lógica de los conceptos mentales será distinta, en estos casos, algunas más semejantes que otras dependiendo. Notemos de manera didáctica mediante gráficos, estas 10 concepciones (Bunge, 1985, p. 30):


68.2.  Los anteriores gráficos muestran la disparidad filosófica en torno al problema de lo mental. Hasta el momento hemos desarrollado una postura analítica, la cual evade este problema al no tomar a la mente como un ente que deba ser entendido, sino en forma de conceptos mentales con lógicas disposicionales en el sujeto que deban ser esclarecidos. Disentimos en la clasificación que hace de algunos conductistas y filósofos aquí. Por ejemplo, proponer a Gilbert Ryle y a Ludiwg Wittgenstein como un monista psicofísico y a un dualista psicofísico respectivamente. Una lectura ampliada de los autores confirman que ambos no están de acuerdo en que el problema de la mente sea un problema filosófico genuino, y por ende, su esclarecimiento forme parte de una “tesis” o “perspectiva” a la discusión de lo mental. Justamente la filosofía del lenguaje comprueba que este pseudo problema no es un problema genuino, y que lo psicológico, que se evidencia en algunos conceptos de alusión mental, se expresa en forma de conceptos en primera y tercera persona de manera diferenciada, en forma de disposiciones gramaticales distintas. Que un problema haya agotado millones de hojas, pensamientos y centenas de años, no quiere decir que nunca pueda resolverse y esclarecerse para analizarse desde una perspectiva clara y científica de un momento a otro. Ojo, no se están invalidando los datos experimentales al respecto, sino sugiriendo la confusión conceptual mantenida y actualmente sofisticada para seguir manteniéndose.

69.   La razón teórica-metodológica: Las ciencias cognitivas (en general) como las ciencias conductuales generan conocimiento científico objetivo e importante para conocer el comportamiento. Operacionalizan sus conceptos “según su sistema semántico” en el cual adquieren significados técnicos para conocer determinada parcela de la realidad. Sin embargo, adelantando algunas de las conclusiones finales, hemos argumentado que han confundido los conceptos de alusión mental y ello ha tenido implicancias importantes no sólo a nivel teórico, sino también metodológico. No sólo presentan el sesgo de “reducir” el concepto (el fenómeno) con su metodología experimental misma (tanto cognitivos como conductistas), sino también están estudiando conceptos confusos. Trataré de ordenar secuencialmente estos argumentos:

69.1.  Es común escuchar: “bajo mi programa de investigación científica el concepto es este…”; “bajo mi marco teórico las definiciones son estas…”; “de acuerdo a mi instrumento, la variable se conceptúa de esta forma…”. La operacionalización científica, es una actividad formal necesaria para poner al llano empírico los conceptos teóricos que pueden estudiarse, llamadas “variables”.

69.2.  Después de encontrar un problema de investigación y previamente a las formas de medir la variable de estudio, es importante definir dicha variable, y el análisis conceptual de esta sería claro y útil. La claridad conceptual se recomienda antes de operacionalizar la variable en sus indicadores observables o criterios de existencia. Pienso también que podría realizarse después de operacionalizar la variable, ya que hacer esto último no garantiza necesariamente, en la Psicología, el entendimiento de la lógica disposicional u otra de los conceptos.

69.3.  En Psicología existe amplia disparidad conceptual entre sus variables de estudio, pero esto no quiere decir que sean contradictorias o excluyentes entre sí. Por ello suecede que estas definiciones y operaciones diferentes correlacionan altamente en sus medidas (validez de criterio). Sin embargo, el análisis conceptual viene aquí a evitar que existan estas contradicciones lógicas, por ende cumple un papel “sugerente” y “evitativo”. El motivo anterior explica el porqué se desestima el análisis conceptual: las diferencias no son problemáticas, aunque sí puede serlo si existe contradicción e injusticia al fenómeno que alude el concepto (reducción, expansión y error). La primera consecuencia se ha normalizado y abusado, y la segunda no es evidente.

70.   Damos la sorpresa de aplazar la propuesta disposicional y las reflexiones finales para la IV parte, letra “C”, para poder agregar aquí algunas aclaraciones adicionales de la discusión que consideramos importantes, además de analizar el cognitivismo sofisticado con las luces de la filosofía analítica. Iniciamos dando de conocimiento que en la literatura existen análisis relevantes de conceptos mentales que pueden (y deben) revisar. Entre ellos tenemos:

      -          Los análisis de diversos conceptos referidos al mundo sensitivo, la percepción, la imaginación, el ver cómo, el saber, el conocer, el yo, desde Wittgenstein en su libro Investigaciones filosóficas;
      
     -        Los análisis de Gilbert Ryle y su libro El concepto de lo mental con exhaustivos análisis de los criterios o reglas de conceptos referidos los sentimientos, emociones, estados de ánimo, la motivación, la inteligencia, la voluntad, volitivo libre albedrío, la consciencia, el autoconocimiento, el yo, la sensación, percepción, la visualización, la imaginación, la memoria, el fingir, entre otros conceptos  afines;
      
       -          El puntual esclarecimiento de John Austin en su libro Cómo hacer cosas con palabras sobre los enunciados como acciones concretas en contexto con un factor “intencional”;
      
       -     Los análisis precisos y refinados de Norman Malcolm en Thought and knowledge sobre conceptos psicológicos relevantes y sus clasificaciones al estilo de Gilber Ryle;
-          Las diversas evaluaciones conceptuales que Alejandro Tomasini brinda sobre estos conceptos dentro y fuera de la teoría psicológica y;     

       -          El análisis y propuesta que será vista en la última parte, de Emilio Ribes en Psicología General, sobre la clasificación funcional de las disposiciones de lo mental como lenguaje interfase entre los usos del conocimiento ordinario y el estudio científico por medio de conceptos especializados.

71.   Mientras los investigadores sigan creyendo que sólo, o lo más importante son el desarrollo de sus programas de investigación y no tanto el análisis y lógica de sus conceptos, esta disparidad de “investigación de lo mismo y aisladamente” seguirá prevaleciendo. Otras veces sabiendo sobre la existencia de esta confusión, so pretexto de priorizar el desarrollo de los programas de investigación en la ciencia, se ha trivializado el análisis conceptual y se cae en una operacionalización sin límites ni fronteras. Los PIC (programas de investigación científica) son el quid de la ciencia, pero las “sugerencias” del análisis filosófico de sus conceptos son relevantes no en términos de lo empírico (y por seguro por la despreocupación), sino en términos de lo que puede ser y no ser investigado sobre sus conceptos.

72.   Antes de pasar al análisis de la psicología cognitiva, en su vertiente sofisticada, hacemos hincapié en que la filosofía analítica sólo sugiere claridad conceptual, no determina que las relaciones empíricas dadas “estén erradas”, sino sólo que están confundidas. No trata de negar los hechos experimentales de la psicología cognitiva ni conductual, mucho menos obstaculizarla. Estas actividades especializadas llamadas científicas son sumamente valiosas, simplemente a la filosofía analítica no le interesan en tanto actividad. La perspectiva de análisis conceptual es “descriptivista” de lo que ya está y lo conocido. Es una actividad “terapéutica” del lenguaje que desata nudos para liberar la tensión, que abre la puerta al ave que choca constantemente contra su jaula:

Era cierto que nuestras consideraciones no podían ser consideraciones científicas. La experiencia 'de que se puede pensar esto o aquello, en contra de nuestros prejuicios' —  sea lo que fuere lo que esto pueda querer decir —  no podría interesarnos. (La concepción neumática del pensamiento). Y no podemos proponer teoría ninguna. No puede haber nada hipotético en nuestras consideraciones. Toda explicación tiene que desaparecer y sólo la descripción ha de ocupar su lugar. Y esta descripción recibe su luz, esto es, su finalidad, de los problemas filosóficos. Éstos no son ciertamente empíricos, sino que se resuelven mediante una cala en el funcionamiento de nuestro lenguaje, y justamente de manera que éste se reconozca: a pesar de una inclinación a malentenderlo. Los problemas se resuelven no aduciendo nueva experiencia, sino compilando lo ya conocido. La filosofía es una lucha contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje” (Wittgenstein, L., Investigaciones Filosóficas, 1999, 109).

73.   En el  siglo pasado proliferó el modelo de la mente como un procesador lógico en donde se encontraban los procesos mentales, todos. El cuerpo con el sistema neural y el ambiente eran simples entradas de estimulación en donde solamente en este computador se realiza, interiormente, simbólicamente, el procesamiento específico y gradual en complejidad.  Los conceptos mentales fueron entendidos como procesamientos que sucedían en la mente, cerebro o ambos. De aquí que todos los fenómenos psicológicos que conocemos en las ciencias cognitivas ortodoxas entienden como atención, memoria, percepción, pensamiento, lenguaje, sensación, entre otros, como las categorías básicas de la Psicología científica y sus elaboraciones teóricas posteriores. Si bien se identifican aquí diversas perspectivas y autores, todos comparten esta noción general de la mente cartesiana en analogía como un computador avanzado. Desde la década de los 90, con la proliferación de las tecnologías de neuroimagen, el avance de la neurofisiología y, principalmente, las críticas que se elaboraron al enfoque cognitivo ortodoxo, desarrollaron una perspectiva aún local en la literatura cognitiva, sobre la cognición (y los procesos mentales clásicos) como un fenómeno que implica no secundariamente, sino en su propia definición, lo corporal (neural y no neural), la situacionalidad, lo ambiental, lo interactivo, etc. Se piensa con todo el cuerpo, se piensa con el ambiente, siempre se piensa interactuando con el ambiente, y acción con reacción es un proceso sincrónico. La cognición es pensamiento con emoción, con su comportamiento, con su cuerpo en general y sus sistemas; y todo esto en interrelación. Se desarrollan así, en países latinoamericanos, europeos y de habla inglesa, las psicologías cognitivas corporizadas: un nuevo molde de hacer ciencia cognitiva que abre algunas formas nuevas (metodologías y fenómenos) de investigar.

74.   Aclaremos primero: la evaluación a luces de la filosofía analítica que puede darse a estos modelos (porque también se tratan de diversas perspectivas sofisticadas), sólo roza parte del aspecto conceptual de su teoría. Este nuevo enfoque va más allá que una perspectiva de los conceptos mentales, puesto que se establece como un enfoque onto-epistémico de la psicología en su vertiente cognitiva, una forma distinta de entender el comportamiento, para ellos, de forma más integral. Lo que podríamos decir desde la filosofía analítica son los mismos tipos argumentos que hemos mencionado al conductismo y cognitivismo ortodoxo.

75.   En primer lugar usaremos un ejemplo para ir entendiendo como habrían cambiado los “procesos mentales clásicos”: Para los cognitivos sofisticados, la mente ya no es una ficción metafísica o un cerebro actuando, ni tampoco ahora es el guión computarizado el que apreciamos en el teatro, ahora quien se comporta en el estrado es el actor en conjunto, de acuerdo a todo su cuerpo y en circunstancias de escenografía pertinentes. Los criterios de observación (del concepto mental) son pertinentes y no son la consecuencia, son parte de la cognición. Lo interior del cuerpo sólo es el cuerpo mismo, “lo mental” es todo el cuerpo en situación. Hasta aquí, las semejanzas epistemológicas con el Conductismo se hacen hasta familiares.

76.  Si bien existen diversas posturas de este nuevo enfoque, encontramos por ahí 8, en otros 6 criterios, otros menos estrictos dicen 3. En general, la mente es extendida: el ambiente, como un cuaderno de apuntes, es también parte de la cognición); la mente es  corporizada: la cognición no son sólo mecanismos formales de información para que el sujeto se adapte a su mundo, pues en este se encuentran aún más situaciones cambiantes, imprevisibles, donde se despliega conducta espontánea que no obedece a ninguna regla explícita, por lo que sólo se aprende en cada acto o haciendo algo con el cuerpo; la mente es enacción (cognición=enacción): Enacción como poner en ejecución. La mente ya no es algo separado, interior y abstracto del organismo, ya no es representación sino es ejecución siempre activa del sujeto con todas sus estructuras. Los procesos mentales dejan de ser esos mecanismos cartesianos privilegiados, sino patrones de conducta de una corporalidad en contexto.

77.   Un representante de este movimiento, Francisco Varela, propone el estudio de la experiencia por medio de la ciencia por ser una institución confiable en saberes, y en relación con la fenomenología de Merleau-Ponty con el budismo puesto que se trata de una práctica milenaria de un ser carente de yo. Con esto mismo critica, junto a diversos autores, la concepción del enfoque cognitivo ortodoxo de concebir a la mente como la representación de un mundo que es independiente de nuestra actitud perceptiva a través de un sistema cognitivo que existe independientemente del mundo (F. Varela, E. Thompson, E. Rosch, 1992, De cuerpo presente. Las ciencias cognitivas y la experiencia humana, p. 22). Varela menciona que desde diversas perspectivas y tres enfoques de las ciencias cognitivas, se ha dicho distintas cosas sobre la mente (y por ende, sobre los conceptos de alusión mental), refiriendo que aún no son ciencia madura como en otras disciplinas. Pondremos aquí el gráfico que nos muestra el autor para dar cuenta sobre la problemática objetivo de este ensayo: Que no se invalida las investigaciones experimentales, pero sí se sugiere esclarecer la confusión conceptual. Este gráfico nos muestra un aspecto distinto de aquel elaborado por el filósofo Mario Bunge, son formas distintas de concebir no lo mental, sino el estudio de lo mental. Diversas perspectivas científicas y formas de estudio pueden concebir un mismo fenómeno, de acuerdo a su heurística particular. La elaborada por el filósofo se trataba de una perspectiva ontológica, y la ciencia con su método agrega su perspectiva epistémica particular. Por tanto, notamos que para el estudio de estos conceptos mentales, en las ciencias cognitivas, también han existido perspectivas desde:
(a) distintas disciplinas científicas y formales;
(b) distintos autores a través del tiempo, y
(c) distintas filosofías de lo mental (cognitivismo, emergentismo y enactivismo).

Enfoques y disciplinas de las ciencias cognitivas según Francisco Varela (1992, p.31)


78.   Por tanto, tenemos esta situación sobre la perspectiva de lo mental:
-          Varios conductismos ortodoxos y sofisticados con perspectivas ontológicas diferentes, pero semejantes de lo mental, y estudiándolos mediantes unidades y metodologías de análisis diversos.
-          Varios cognitivismos ortodoxos y sofisticados con perspectivas semejantes de lo mental, y estudiándolos mediantes unidades y metodologías de análisis diversos.
-          Dentro de cada grupo de enfoques existen más semejanzas para la comunicación y crítica entre ellos (y por ende su identificación como un enfoque particular).
-          Entre estos grupos de enfoques es más distante teóricamente la comunicación (aunque sí la crítica), sin embargo, es posible una comunicación parcial.
-          Los enfoques sofisticados del Conductismo de a pocos han considerado el estudio de lo que acontece “en el sujeto”; y los cognitivismos sofisticados han considerado de a pocos “lo que acontece fuera de él”. Esta noción interactiva del comportamiento podría abrir mejores puentes de comunicación entre ambos grupos de enfoques.
79.   Veamos en qué consiste el estudio de lo mental para dos enfoques sofisticados. El Enactivismo de Francisco Varela y el Interconductismo de J. R. Kantor. Veremos que existen similitudes en cuanto a la introducción de un investigador que conoce, lo que se entiende en forma de un organismo, y ambos personajes situados siempre en un contexto físico, social, cultural, filosófico.

Estudio de la mente según Francisco Varela.



Estudio de la mente según J. R. Kantor.


80.   Continuando con el Cognitivismo sofisticado, notamos (a) en primer lugar el uso de los mismos conceptos de procesos mentales como la sensación, percepción, pensamiento, entre otros; (b) y su re interpretación posterior, en forma interdisciplinar y bajo situaciones molares e interactivas, lo que abren de esta manera nuevas (i) metodologías, (ii) fenómenos, y (iii) líneas de investigación nuevas. Ejemplo es la sensación donde reflotan perspectivas interactivas relegadas (Estudios de la sensación de Gibson), estudios kinestésicos, de autonomía y espontaneidad, etc., relegados por la psicología cognitiva ortodoxa. En resumen, se piensa con todo el cuerpo, los procesos sensitivos “están” en la mano, en todo el cuerpo y siempre en una situación.

81.   Hasta puede notarse una cercanía de la propuesta de Varela con la de Gilbert Ryle al afirmar ambos en sus obras lo siguiente:

-    -      El éxito de un movimiento dirigido como el de conducir un automóvil depende obviamente de habilidades motrices adquiridas y el uso continuo del sentido común, o un know-how acerca del trasfondo. Este conocimiento por sentido común es difícil, quizás imposible de empaquetar en un conocimiento explícito y proposicional – “conocimiento de qué”, en jerga filosófica-, pues se trata en gran medida de una “disposición” o “conocimiento práctico” basada en la acumulación de experiencia a partir de un gran número de casos (Varela, Thompson y Rosch, De cuerpo presente. Las ciencias cognitivas y la experiencia humana, 1992, p. 174-175).

-    Cuando se predican de una persona epítetos tales como "astuto", "tonto", "prudente" o "imprudente", tal descripción no le atribuye conocimiento o ignorancia de alguna verdad sino la habilidad o inepcia para hacer cierto tipo de cosas (…) Hay ciertos paralelismos y divergencias entre saber hacer y saber qué... (Knowing How and Knowing That) Hablamos de aprender a tocar un instrumento y de aprender que algo es el caso; de averiguar cómo se podan los árboles y de averiguar que hubo un campamento romano en cierto lugar; de olvidarnos cómo se hace un nudo y de olvidarnos que, en alemán, cuchillo se dice messer. Podemos admirarnos como... tanto como admiramos que... Por otra parte, nunca decimos que alguien cree u opina como, y aunque es correcto preguntar por los fundamentos o razones que hacen que alguien acepte una proposición, tal cuestión no puede plantearse respecto de su habilidad para jugar a las cartas o su prudencia en invertir dinero (Ryle, 1969, El concepto de lo mental, p. 26).

82.   Sobre los conceptos mentales sensitivos y perceptivos el enfoque enactivo da cuenta que estos fenómenos que contiene el concepto, tienen que ver con la totalidad del organismo y que se constituyen aprendizajes en conjunto con el cuerpo. Basados en múltiples investigaciones, dan cuenta que estos fenómenos no son representaciones pasivas de un cuerpo y activas de una mente inteligente, sino mas bien, que son habilidades de un cuerpo en acción a través de un entrenamiento natural. La distinción objetiva y subjetiva es superado por el término interacción entre la respuesta y el estímulo, denominado enacción. Esto se asemeja mucho a la noción conductista de atribuir el comportamiento a la persona sin dividirlos en diversas entidades, y hasta presenta semejanzas con el conductismo sofisticado que presentaremos en la última parte de este ensayo (Teoría de la Psicología de Emilio Ribes). Adelantamos el hecho de que el tema de los fenómenos perceptivos es más amplio y distinto al concepto “tecnificado” que pueden brindarnos las teorías cognitivas (esto se verá en el último ensayo), sin embargo, la noción interactiva, no mediacional e integral  de la percepción en las teorías enactivas, guardan también semejanza con el análisis filosófico. Citamos a Gilbert Ryle (1969, p. 33):

-          No es cierto que una persona que esté siguiendo una canción conocida necesite tener pensamientos tales que tendría que poder responderse a la pregunta "¿En qué he estado pensando?" o a la pregunta "¿Cuáles son los conceptos generales que he estado aplicando?" No es verdad que haya expresado proposiciones a sí misma o a los demás, en español o en francés. Tampoco es verdad que haya tenido experiencia de imágenes visuales o auditivas. Lo cierto es que debe haber prestado atención y que las notas se deben haber producido de acuerdo a lo esperado, sorprendiéndola si así no hubiera ocurrido. No estaba escuchando, meramente —como podría escucharse una tonada desconocida—, ni tampoco estaba acompañando su escuchar con otro proceso. Simplemente, estaba escuchando (la persona, [agregado por el autor]) de acuerdo con el esquema de la canción.

83.   Se  revisó conceptos mentales del cognitivismo enactivo, por ejemplo, el de intencionalidad, manifestaciones en primera y tercera persona, consciencia, etc. Todos estos abordajes  demuestran que el cognitivismo sofisticado empieza a conceptuar mejor los conceptos que pretende estudiar, por ende, los métodos científicos para su estudio harán mayor justicia en la explicación de dichos fenómeno. Al haber menos confusión, el concepto será abordado en su amplitud fenomenológica. Justamente por esto último, estas teorías aparecen como heurísticas científicas más potentes que, como lo han demostrado, (i) al reinterpretar y estudiar los fenómenos ya abordados; (ii) se han abierto nuevos fenómenos como líneas de investigación. Esto demuestra que los análisis filosóficos o conceptuales son necesarios, y pueden ser muy útiles para la actividad científica.

84.   Hasta aquí, espero que se haya plasmado mínimamente la perspectiva del cognitivismo sofisticado. Me esforzaré en resumir y aclararles de una vez por todas, en qué consiste la confusión conceptual imperante en el cognitivismo ortodoxo como sofisticado (luego de esta intervención filosóficamente terapéutica siento que muchos conductistas y también cognitivos se sentirán más tranquilos):

1º.    Tecnificar el concepto de alusión mental y, en vez de analizar las lógica disposicionales implicados.
2º.    Reducen dichos conceptos a una traducción tecnificada que trata de albergar el sentido común entre ellas. Digo reducir, pues describir el concepto es describir su(s) lógica(s) disposicional(es) y las expresiones de aquellas.
3º.    Estos conceptos no son del tipo diccionario, sino del tipo teórico. En el cual, realizan una acción doble: (A) al mismo tiempo que capturan lo común en los términos; (B) tratan de definirlos dentro de un sistema semántico llamado teoría.
4º.    Concluyo, la confusión de las teorías cognitivas, siempre van a existir, aún lo sofisticadas que sean, en esta dirección: Que lo que brindan es la definición tecnificada de las semejanzas de familia del término mental, pero no los conceptos particulares que se asemejan, del cual la mayoría de veces son varios conceptos aunque se trate del mismo término. Esto es, un mismo término mental tiene varios conceptos o usos cotidianos dentro de una lógica disposicional, y hay varias lógicas disposicionales dentro de este término de alusión mental  (Y esto debería escribirse en mayúsculas). Los cognitivos se saltan los usos particulares en contexto, y también se saltan su único, o dos, o más lógicas disposicionales internas; creando un solo concepto e inclusive, siendo el mismo término de alusión mental.
5º.    Pero se preguntarán ¿Por qué fue así de confuso el definir cognitivo de las semejanzas de familia de los conceptos mentales? Por dos razones principalmente:
a.       Porque la definición no ha sido desarrollada en base a métodos de análisis lingüístico (analítico, lógico y gramatical) por los cognitivos.
b.       Porque las semejanzas de familia, como su nombre lo dice, es un concepto ambiguo, sin límites claros, fácilmente arbitrarios, determinados hasta histórica y culturalmente. No se pueden tecnificar las semejanzas de familia, puesto que pueden ser constituir lógicas muy diferentes (como suceden a veces con los conceptos mentales).
6º.    Es por ello que los cognitivos no le atinaron a las lógicas disposicionales de los conceptos de alusión mental. Esta confusión, reitero no es un error, pero sí mantiene la torre de babel en construcción permanente llamada Psicología científica.
7º.    Las teorías cognitivas sofisticadas siguen definiendo los conceptos mentales en forma de las semejanzas de familia de dicho concepto, y es claro que estarán diciendo mucho de dicho concepto particular, lo que ocasiona en su comunidad que no existe problema alguno. Sin embargo, trata de la misma costumbre de transformar las lógicas de los conceptos mentales multívocos en procesos-productos ahora ya interactivos, no metafísicos, y con metodologías de investigación fenomenológica e interdisciplinaria con las neurociencias.
8º.    La distinción entre primera y segunda persona en los cognitivismos sofisticados le son más clara, sin embargo, puedo afirmar que dichos conceptos no son el estudio de los fenómenos psicológicos que puedan estar participando en ellos, pero sí, aproximaciones que siguen reduciendo o expandiendo estos usos.
9º.    Desborda los objetivos de este ensayo el analizar si el reciente desarrollo de metodologías enactivas para el análisis de los conceptos mentales, son congruentes con esta perspectiva sofisticada.

85.   La psicología cognitiva hasta aquí expuesta es uno de los dos conjuntos de enfoques científicos en Psicología. El valor que tiene al entendimiento del lenguaje, la personalidad, la inteligencia, las relaciones sociales, conductas básicas y complejas, el desarrollo, entre otras nociones, es inmensurable. Lo prolífico de su desarrollo en las últimas décadas han aportado cuantiosamente al entendimiento del hombre y a la aplicación multidisciplinar e interdisciplinar, además de facilitar indirectamente el desarrollo de tecnologías educativas y de salud. La filosofía analítica, como una herramienta vigilante a la labor científica, viene a ser el terapeuta que describe el lenguaje usado en las relaciones empíricas que explican los fenómenos. Aceptar sus sugerencias podría mejorar los nudos conceptuales que generan tensión.

86.   Luego de haber analizado brevemente la propuesta del cognitivismo sofisticado, es necesario ampliar el rol del análisis conceptual. La reiteración en esto está justificada porque se ha malentendido el rol de la filosofía analítica y los análisis del lenguaje de las teorías y tesis que se proponen en los ambientes académicos. Por ejemplo, las críticas se realizan a las neurociencias no son ni para rechazar, obstaculizar ni modificar dichas teorías, sino para que los enunciados que se originan y se desprenden de éstas, no cometan los errores gramaticales tales como (véase en extenso La naturaleza de la consciencia. Cerebro, mente y lenguaje. De Maxwell Bennett, Daniel Dennett, Peter Hacker y John Searle, 2008, encontrado en la web):

     -          La reducción del ser humano que se comporta a un cerebro saludable pero aislado (falacia mereológica);
     -          La reducción de los procesos neurofisiológicos que participan en los múltiples conceptos de atención, memoria, percepción, etc., como la explicación suficiente para dichos desenvolvimientos;
      -          La confusión de subjetivizar al extremo (qualia) la experiencia propia o interna, aclarándoles que esta respuesta subjetiva está en interacción de las propiedades objetivas de la estimulación;
      -          Que si se tratan de distintos conceptos (de la persona en su contexto cotidiano)  extrapolados al cerebro, deberían de justificarlos como una analogía u otra relación. Y si es que esta extrapolación se justificara, se mantuviese como lenguaje de distintos fenómenos.

Como verán aquí, ¿se está diciendo que el programa de investigación es inválido? Sólo se menciona que hay cosas que tienen sentido decir y otras que no lo tienen.

87.   Las sugerencias principales de la filosofía analítica para el análisis realizado del conductismo y el cognitivismo hasta el momento, nos darán la posibilidad de evaluarlas con más detalle sobre cuánto han cumplido. Son las siguientes:

      1º.    Revisar constantemente los usos originarios de los conceptos, cuando estos hayan salido de otras disciplinas o el lenguaje cotidiano. Precisar, si es posible, de manera explícita el continuum de sus conceptos que son nuevos hasta los que no son “nuevos” (usados en otras audiencias), para vigilar si se juegan las reglas adecuadas con ellos.
     
     2º.    Explicitar si se tratan de otros usos especializados para su teoría (memoria, para la(s) teoría(s) fisiológica(s)) o si quieren explicar con una lógica técnica a dicho concepto (“control” en la teoría del Conductismo Radical).

    3º.    Si se trata de la primera, esta debe ser “semejante” a la lógica originaria del concepto (y así tendríamos mayores acepciones coherentes en el diccionario). Y si se trata de la segunda, debe tratar de analizar y precisar si son todos los usos que pretende contener o  sólo algunos de ellos (y así tendríamos un glosario congruente entre la teoría y los fenómenos).
    
     4º.    Dentro de su misma teoría, en sus diversos niveles de análisis desde lo básico hasta lo aplicable, algunos conceptos podrían ser usados de diversas formas, y deben de ser semejantes sin relaciones contradictorias.
    
     5º.    La comunicación de estos usos especializados a la comunidad universal no académica debe ser explicada (“qué significa el término…”) brindando una adecuada  (a) definición del concepto; (b) un parafraseo entendible, con (c) ejemplificaciones lo más posible exhaustivas. Esta dinámica de dirigirse a las audiencias no académicas deben estar vigiladas bajo el análisis de los conceptos.

88.   Concluimos hasta aquí, que el problema de la psicología cognitiva, tanto ortodoxa (como ellos mismos la denominan así) como sofisticada, es que su propio sistema conceptual son los términos que se supone debe explicar, pero los usa justamente con fines explicativos. El fenómeno a explicarse se convierte en la explicación circular de lo mismo. Ante este problema se tiene tres salidas:
     
    1º.    Argumentar que estos términos (memoria, percepción, atención, pensamiento, etc.), “tratan de explicar los conceptos multívocos”, y que al estar dentro de un sistema teórico, se han “tecnificado” de tal manera que capturan todos los fenómenos que concierne a usos diversos usos. Es decir que son los mismos conceptos pero teorizados. Este argumento justifica a medias, pues (a) a veces el concepto trata de abarcar lo común a todos ellos (varios fenómenos), por ende, el concepto no es el adecuado para cada uno de estos fenómenos; (b) y otras veces el concepto sólo abarca unos usos originarios, u otros que no lo son. ¿Estamos diciendo que se equivocan o su investigación debe de detenerse? No, sólo sugiriendo que existe una confusión en la lógica de los conceptos.
     
      2º.    Otra salida de los cognitivos es decir que han creado un nuevo lenguaje de lo mental, esto es, nuevos conceptos que refieren otras cosas que son teóricas y que refieren a abstracciones científicas o categorías formales. Que con estas categorías, se explican los fenómenos que se expresan de manera observable. Son el proceso mental interno de la atención o percepción, que participan en cada expresión conductual de la atención o la percepción.  Se presenta aquí las críticas de circularidad infinita y la del sinsentido de reglas formales paralelas al comportamiento mismo que no son evidentes.
    
    3º.    La tercera salida, pues sabemos que estos son conceptos importantes que la Psicología como disciplina científica debe de analizar, es la propuesta que presentaremos en la quinta y última parte de este ensayo. Para adelantar y motivar su lectura futura esta propuesta consiste en: conceptos multívocos cotidianos son traducidos técnicamente a una clasificación funcional de las lógicas disposicionales que pertenecen a cada de estos conceptos, para finalmente buscar un término técnico adecuado que se encuadre en esta lógica y analice el fenómeno particular.

89.   Sobre lo mencionado previamente, dentro del sistema conceptual del Conductismo radical se sigue apreciando los términos originarios de otras disciplinas y del lenguaje ordinario, usándolos de manera distinta (Deitz, en Ribes y Harzem, Lenguaje y Conducta, 2007), sin embargo esto no quiere decir que confunda los conceptos mientras cree términos técnicos especializados con fines que no sean el de “representar” dichos fenómenos originarios. Otras disciplinas científicas a lo largo de la historia han hecho esto: la física, la química, la biología. La fortaleza de esta teoría (y otros conductismos) es que los conceptos más analíticos y la mayoría de sus sistemas semánticos está desarrollado por medios de tecnicismos creados para fines particulares. Reitero que, debido a que las teorías científicas son sistemas abstractos donde sus conceptos deben ser puntuales, unívocos y sistemáticos, entonces se hace necesario la creación de un lenguaje especializado para tal fin, por ello, conceptos nuevos en su mayoría. Estos nuevos conceptos constituyen las herramientas para que la ciencia designe las abstracciones que son comunes a los fenómenos que pretende describir (taxonomías, propiedades, dinámicas, procesos) así como los procedimientos y metodologías novedosas.

90.   Sobre la adscripción del lenguaje disposicional en no expertos: El problema de lo disposicional y su aceptación primero en los estudiantes y teóricos en psicología, luego en la propia comunidad, es no sólo lógico, sino también sociológico. La postura de lo disposicional desde la filosofía analítica tiene buen tiempo, y existieron intentos de agregar estos análisis filosóficos así como también analizar el propio lenguaje (Estudios de Hineline; Peter y Harzem) del conductismo que, a mi parecer, no hicieron mucho eco. También el análisis de Hineline (1980, citado en Deitz; Ribes y  Harzem, 2007, Lenguaje y Conducta) concluye lo dificultoso de exponer el lenguaje técnico a veces muy especializado del Conductismo hacia audiencias comunitarias, u otros disciplinistas. Mi opinión es que no se trata solamente de la dificultad del entendimiento de los conceptos que son manejados dentro de un sistema semántico complejo, sino también porque considero que la explicación disposicional es contra intuitiva a los estudiantes de Psicología y a los egresados, puesto que la ideología cartesiana se encuentra imbuida en el lenguaje de lo mental, cuando se trata de analizar estos conceptos. Las personas, también siguen reglas incorrectas de sus conceptos o cometen errores categoriales, cuando tratan de entender los conceptos “que dejan de usar” y se ponen a teorizar sobre ellos. Aquí entra la ideología cartesiana, el embrujo del esencialismo, y las creencias metafísicas en menor o mayor medida cualquiera de ellas.

91.   ¿Porqué las personas cuando teorizan el lenguaje de lo mental creen en la mente? Se expuso brevemente que existe una razón sociológica a la adscripción de lo mental substantivizado como mente, además de ello, existen otras razones. Por ejemplo, dos razones filosóficas, primero la angustia cartesiana que cita Varela, Thompson y Rosch (1992) de Richard Bernstein, que consiste en la tensión a decidir entre  el nihilismo subjetivo y el realismo representacional para poder evitar el caos y oscuridad en la concepción del mundo. Luego estos autores no hablan que el creer en una mente como representación formal de un mundo pre dado, es por no tener consciencia plena y libre de un mundo que se construye en base a nuestros actos, basándose estas ideas en la filosofía budista (Escuela del Madhyamika), Otras son razones lingüísticas, pues con esta regla gramatical: es mejor adaptar un término nuevo que crear otro; se ha justificado la existencia de diversas teorías cognitivas adaptándolas de su uso cotidiano. Creemos que bajo el análisis de Gilbert Ryle y el II Wittgenstein, esto se ha dado por diversas razones: (a) la influencia directa (ortodoxos) e indirecta (sofisticados) de la ideología del Dualismo Cartesiano presente en la comunidad universal y académica que “trata” estos conceptos como “procesos o productos” independientes; y (b) el “embrujo del lenguaje”, que es esa tendencia a sustantivar o crear esencias en las cosas porque, desde nuestro lenguaje, pareciera que existiesen hechos mentales como fenómenos singulares por el motivo de llamarles en forma de “mi atención a…”, tu memoria es…”,Su pensamiento hizo que…, “está en tu mente que…”; entre otros juegos de lenguaje que implica diversas lógicas disposicionales pero arropadas en forma de substantivos:
      
      -          “Y hacemos aquí lo que hacemos en miles de casos similares: Puesto que no podemos indicar una acción corporal que llamemos señalar la forma (en contraposición, por ejemplo, al color), decimos que corresponde a estas palabras una actividad espiritual. Donde nuestro lenguaje hace presumir un cuerpo y no hay un cuerpo, allí, quisiéramos decir, hay un espíritu” (Wittgenstein, 1999, 36).

92.   Para finalizar, llegamos a una sección adicional que quise agregar. Es la parte más personal o subjetiva (sesgada) del ensayo, puesto que me hago una pregunta que siempre rondó en mi cabeza desde el primer momento que conocí ambos modelos generales de hacer ciencia psicológica:

I.                    ¿Los dos enfoques podrían reconciliarse en forma general?

II.                  Y si podrían, ¿Deberían hacerlo?

Antes de ello, pienso que ambos deberían ir a terapia y asumir cada uno de su confusión, su superstición: “El lenguaje (o el pensamiento) es algo singular” - esto se revela como una superstición (¡no error!) producida ella misma por ilusiones gramaticales” (Wittgenstein, 1999, 110). La terapia es la filosofía analítica que consiste en aclarar los conceptos. Y si no hacen caso al terapeuta, no existirán errores sino confusiones. Pero a pesar de esto, ambos enfoques en un sentido general, seguirían comunicándose de vez en cuando por medios de citaciones o referencias de sus hallazgos empíricos (la inconmensurabilidad kuhniana es parcial o local). Puntualizando sobre el objetivo del ensayo, considero que aquí la conciliación sobre lo disposicional es problemática pero no imposible en la siguiente forma… que les presentaré en el ensayo final, parte  IV letra C. Además abordaré la propuesta analítica de lo disposicional desde un conductismo sofisticado, y terminaré con unas reflexiones finales.

Espero que con estas expectativas para la última parte, sea motivación suficiente para finalizar este extenso ensayo. Gracias por su atención.