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jueves, 26 de marzo de 2020

¿POR QUÉ NO SOY UN PSICÓLOGO COGNITIVO? PORQUE LO PSICOLÓGICO ES DISPOSICIONAL III PARTE


III PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL. Términos mentalistas”

BRYAN FÉLIX AGUIRRE JAQUI

Sigamos con el análisis de la segunda parte, esta vez hablaremos de las disposiciones psicológicas en términos de Ryle, esto es, de las disposiciones de la vida mental o “el concepto de lo mental”:
1.       Vean de nuevos las últimas dos imágenes y compárenlas:




Verán y se llenarán de alegría cuando se den cuenta que la explicación para las ciencias duras y las ciencias blandas son distintas. Vemos que en el primer método los productos son las leyes científicos reconocidos (ciencias duras), las que son “para todo”; y en la lógica disposicional (ciencias blandas), se tratan de “colecciones de hechos” (para algunos, para algo o para alguien). Sabemos mucho del primer método con la lectura de filosofía de la ciencia. Vemos que en el segundo método se tratan de hechos o episodios humanos, donde se elaboran cuasi-hipótesis (en términos de Ryle) y se confirman por medio de la verificación y experiencia claro está. Con esto podremos explicar-describir estas acciones para luego formular enunciados disposicionales que albergan toda la fenomenología del evento en cuestión. Así de sencillo y complejo, es la filosofía de la ciencia psicológica.

2.       Un ejemplo sencillo podemos tener cuando llegamos a nuestra aula académica y vemos el conjunto de compañeros estudiantes reunidos afirmando: “Todos ustedes y todos los cuerpos perseveran su estado de reposo y de movimiento  a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas hacia aquel”, esto es verdadero o falso, siendo esto la relación común a todos ellos y en referencia a todo ente en el universo. Luego de ello, al verlos estudiando menciono: “Cada miembro de mi clase son estudiosos”. Lo que narro aquí es una colección de sujetos en donde he tenido también que ver una colección de hechos adicionales para afirmar ello. Un solo evento no los catalogaría de estudiosos claramente.

3.      Otra diferencia puntual entre ambos es que las leyes brindan información fáctica (este alambre de cobre “está” está conduciendo electricidad) y genérica (“todo” alambre de cobre es buen conductor de electricidad), y las diposiciones información coleccionable (“este” alambre de cobre “es buen conductor” de electricidad; fulano “sabe” francés). Ambas oraciones son de tipo informativo pero como ya estamos aprendiendo bien: “las lógicas categoriales son distintas y muchas veces no se perciben fácilmente como distintas, a pesar de enunciarse de formas iguales o hasta semejantes”. Esto último es una idea principal también.

4.       Existe también una relación estrecha entre algunas leyes generales y cuasi-leyes disposicionales para ciertos fenómenos físicos. La ley “todo individuo es ovíparo”, viene de cuando aprendo que “algunos individuos son ovíparos y plumados”. Las disposiciones no son excluyentes con las teorías científicas conformadas por leyes.

5.       Ryle concluye que los enunciados disposicionales, al igual que los enunciados de leyes o legaliformes, nos permiten “predecir”, “decir”, “explicar”, “describir”, “modificar” tales acciones, reacciones, estados, etc.

6.       Para reforzar las anteriores ideas y plantear otra idea fuerza sobre la lógica disposicional, afirmamos que este tipo de enunciados no son episódicos, no son informes de cosas o sus estados, sea observables o inobservables. No narran incidentes normales o especiales. Sin embargo las funciones con ellos están conectadas íntimamente con la narración de estos incidentes o episodios. Estos últimos deben ser verdaderos para que las disposiciones resulten satisfechas, por ejemplo:
- Fulano acaba de hablar en público en francés (incidente que debe ser verdadero).
- Fulano “sabe” francés (disposición que es satisfecha por que el incidente es verdadero).

7.       Es por ello que los términos psicológicos mentales se identifican por medio de sus acciones o conductas observables. Skinner menciona en su artículo Porque no soy un psicólogo cognoscitivo del libro Reflexiones sobre Conductismo y Sociedad, 1982) lo siguiente:

“Muchos términos mentalistas o cognoscitivos se refieren no solamente a las contingencias, sino también a la conducta que estas generan. Términos como “mente”, “voluntad” y “pensamiento” a menudo son simplemente sinónimos de “conducta” (p. 87)”.

“Cuando un historiador informa que en cierto periodo “una clase tradicionalmente gobernante, rica y brillante perdió su voluntad”, simplemente está informado que esa clase dejó de actuar como una clase tradicionalmente gobernante, rica y brillante” (p. 88)”.

“Cuando no sabemos por qué la gente hace tantas cosas en lugar de hacer otra, decimos que le gente “elige” o “toma decisiones”. Elegir significaba originalmente examinar, escrudiñar o probar. Etimológicamente, decidir significa cortar otras posibilidades, moverse en una dirección de la cual no hay regreso. Elegir y decidir son, por tanto, formas conspicuas de conducta; pero, no obstante, los psicólogos cognoscitivos han inventado sustitutos internos” (p. 89).

Aspectos formales cerebrales o cognoscitivos han sido siempre complementarios, paralelos, necesarios pero jamás suficientes para el comportamiento psicológico. Las disposiciones se identifican por medio de sus incidentes, y estos pueden ser también auto referencias o conductas propias que le afectan al sujeto (y por ende pueden ser no observable obviamente para otras personas, observables otras veces). El sujeto a lo largo de su historia y devenir psicológico despliega estas acciones y reacciones producto de la interacción social, y por medio de su lenguaje, los nombra en formas de disposiciones de distintas lógicas categoriales. No es al revés, no es que los términos cognitivos “ajustan” las acciones de los sujetos, pues primero el sujeto vino con sus acciones y reacciones propias de su biología, y los conceptos aparecen desde el primer momento en que nace dándole significado a ellos.

8.       Reforzamos la anterior ideas, un bebé nace y posee los tres grandes milagros que hacen posible la complejidad gradual del comportamiento psicológico: (a) “la múltiple diferenciación sensorial especializada”; (b) la capacidad de desplazarse, actuar y alterar el medio ambiente; y (c) la predisposición biológica al lenguaje por medio de una comunidad lingüista. Este niño se enriquece constantemente de estimulación y responde al mismo tiempo de ella, cada vez altera más el mundo y se desprende de él con el lenguaje llegando a niveles tan abstractos y filosóficos que se comporta sin algún referente concreto del mundo, sólo simbólico (por ello se hace necesario una taxonomía jerárquica de la conducta, pero ello es otra historia). Entonces, él viene con una reactividad afectiva propia de la especie y por cuando por primera vez “mira cosas como si estuvieran en su presente y hace como que busca cuando escucha voces de mamá”, entonces se está comportando de manera psicológica, y la sociedad, a esa “reactividad”, le enseña que es “recordar a mamá”. Esa reactividad es recordar, esta luego se vuelve simbólica y se complejiza más, sabiendo que con “recordar” se denomina a varias “reactividad semejantes” y muchas de ellas de adulto, están inmersas en lenguaje y no sólo en reacciones emotivas de infante. La conducta se establece y a esa reactividad la sociedad le denomina con los términos que ya son convencionales o “compartidos” entre dicha comunidad. Lo mental, por tanto, son los términos psicológicos disposicionales que identificamos a dichas conductas básicas hasta complejas.

9.       Como primera conclusión a estas ideas, es que lo mental no es distinto a lo conductual, hablando en sentido cotidiano; lo mental son esas mismos episodios interactivos del sujeto con su medio, y este pueden ser objetos, circunstancias, otras personas, sí mismo y símbolos. Los procesos mentales como recordar, aprender, imaginar, saber, no son las manifestaciones o expresiones de los procesos mentales ocultos dados “previamente” o “en simultáneo”, sino son esas mismas formas de interactuar que la sociedad nos ha enseñado a “identificarlas” así, cada vez que el contexto y nuestras reactividad lo ameritaban. Entonces, ¿qué oculto tiene la mente? Nada que ocultar, más bien, toda su fenomenología en sí tiene la propiedad de ser observable puesto que es la sociedad lingüística particular que comparte estos conceptos por lo que son públicos a todos.

10.   Como segunda conclusión a ello, esto no quiere decir que no exista conducta compleja o básica que sea (a) silenciosa o intraverbal, esto no es “mental”, sigue siendo conducta pero leve, más bien para hablar en silencio o para sí mismo primero se habla en voz alta y la educación nos enseña a disminuir progresivamente el volumen hasta que sólo se tenga registros de las cuerdas vocales. Es absurdo pensar que por el hecho que el volumen sea muy bajo o nulo esto quiera decir que la ontología de dicho fenómeno cambie drásticamente, es decir, que pase de lo conductual a lo “mental” por dicha intensidad física. O que también denominemos como (b) “mental”, cuando uno está escribiendo sobre teoría física o está resolviendo “en la mente” una fórmula compleja de trigonometría, estos se tratan de episodios complejos que mientras cumplan las condiciones sociales de logro, se denominarían como inteligentes. Pero no es que la inteligencia explique dichos fenómenos, sino dichos fenómenos son la inteligencia. Por otro lado, si es que decimos “lo hice en la mente”, en ese caso sólo aludimos a la “forma” (disposición adverbial) en que se hace algo (conducta consigo mismo y en silencio).

11.   Como tercera conclusión, lo que explica la conducta expresa no es el término mental de la inteligencia. Lo que explica lo que hablo no es mi pensamiento. Es una circularidad que no dice nada. Históricamente la confusión ha puesto en el lado equivocado los términos mentales que “deben ser explicados”, como “las explicaciones especiales” a dichos fenómenos. El comportamiento inteligente no se explica con la inteligencia misma. Por ello, el conductismo ha pregonado siempre que la explicación se encuentra en los contactos entre el organismo y su medio y como esta historia conductual llega a una conducta específica.

12.   ¿No creen que esto de lo disposicional es algo lógico pero que no ha sido claro para los teóricos de lo psicológico? Esta pregunta será respondida ampliamente en la IV parte. Adelantamos que el carácter gramatical, si bien es cierto es claro y “normal” cuando las personas lo usan en su vivir cotidiano…, cuando se les quiere “analizar gramaticalmente”, nos encontramos con un enmallado complejo pero no oscuro de términos, conceptos y lógicas disposicionales. Esto siempre deben de tener presente… “Los teóricos se han confundido, las personas nunca lo hacen”. Ryle llega a mencionar que una lógica disposicional podría hasta tener sub-lógicas disposicionales diferentes. Da el ejemplo de “poder” como lógica categorial modal o de posibilidad de:
-   
         - Las piedras sí pueden flotar (piedra poma): El hecho de que algo sea una piedra, no quiere decir que infiramos que no habrá de flotar.
- 
       - Ese pez puede nadar aunque ahora esté en el barro: Afirma la existencia de un impedimento físico ante una capacidad potencial.
-   

          - Fulano puede nadar: Lo aprendió y no lo olvidará.
-  
          - Tú puedes nadar: Enunciado motivacional.
-  
          - Ella puede nadar ahora que se recuperó: Cesación de un impedimento disciplinar.

13. Para ir cerrando una idea fuerza, diremos que la naturaleza de lo disposicional como extra-episódico es doble: (i) Se requieren muchos incidentes de un mismo episodio (A, A, A, A) para su significación; y también (ii) se requieren incidentes de distintos episodios (A, B, C, D, E) pues la disposición engloba diversas conductas. Veamos esto con el concepto de creencia: Decimo que hombre “cree” que “la capa de hielo es peligrosamente delgada”, hace tales cosas:
-        
              -Teoriza al respecto de la creencia, está de acuerdo y porqué, le dice a otros.
-            - Da advertencia a otros cercanos o relacionados.
-            - Patina con cautela.
-        - Contesta a las preguntas pertinentes de la misma manera en que lo haría alguien que sepa que el hielo es peligrosamente delgado.
        “… se trata no sólo de teorizar, sino de ejecutar, imaginar y hasta sentir” (El concepto de lo mental, 1969, p. 76).

14.   Ryle en su libro aborda ampliamente diversos términos mentales y los descubre de manera magistral a luces de su lógica extraepisódica y sus diferencias como semejanzas con otros conceptos relacionados. Realmente el libro se constituye un libro de cabecera para los psicólogos y psicólogas en general, pues aclara los conceptos psicológicos para que luego la actividad científica pueda ser desarrollada sin confusiones (al menos es una propuesta inicial). Debido a que este ensayo versa sobre un análisis histórico y conceptual de “lo disposicional”, los análisis puntuales de cada una de estas disposiciones “mentalistas” no podrán ser abordadas ampliamente. De todos modos, pienso que se requieren análisis didácticos de los ensayos de Ryle, Wittgenstein, Austin, Tomasini, Ribes, entre otros para que puedan ser asimilados y ampliados estos conceptos mentalistas para su comprensión general. Las circunstancias ameritan realizar algunos de estos análisis que será dados en la IV parte, mientras tanto, se analizará lo disposicional, sólo viendo de manera no profunda los términos mentales para comprenderlo mejor.

15.   Para dar otro ejemplo, hablaremos de la atención o “los conceptos de atención”, que es el caso de términos que refiere a lógicas categoriales distintas, y en cada una de estas lógicas, se encuentran diversos episodios de conducta.

-               (I)  CONCEPTO: Diversos conceptos de atención.
      
         (II) LÓGICAS CATEGORIALES-DISPOSICIONALES DISTINTAS: Darse cuenta, tener cuidado, seguir (una conversación), activar la mente, concentrarse, poner la cabeza en algo, pensar lo que uno está haciendo, estar alerta, interesarse, estar con la mente ausente, etc.

-     (III)EPISODIOS DE CADA DISPOSICIÓN: Conjuntos de Incidentes o conductas puntuales diferentes que identifican cada lógica categorial arriba mencionada:
“Un conductor puede guiar su automóvil con gran cuidado, con cuidado razonable o con poco cuidado, y un estudiante se puede concentrar más o menos seriamente. Una persona no puede decir siempre si ha estado concentrada totalmente, o sólo en parte, en la tarea a la que estaba entregada. El niño que trata de aprender un poema de memoria puede pensar que ha estado prestando seriamente atención porque no ha despegado los ojos de la página, ha murmurado las palabras, ha fruncido el ceño y se ha tapado los oídos. Pero si a pesar de que no hubo distracciones o interrupciones, el niño no puede recitar el poema, decir de qué se trata, o corregir los errores que cometen sus compañeros cuando lo recitan, su pretensión será desestimada por el maestro e incluso quizá él mismo no insistirá en ella” (p. 139).

16.   Ryle nos dice luego un idea muy importante para la comprensión de todo esto (probablemente de las más importantes), que el malentendido o sesgo cognitivista parte de “…aislar algún ingrediente especial común a todos ellos” (Ryle, 1969, p. 139). Esto es, que lo que hacen los cognitivistas, en su intento de “teorizar” (que significa usar términos “unívoco, técnicos y episódicos”) para la comprensión del fenómeno, entonces se ven obligados a “coger lo común a todos estos episodios y lógicas categoriales” y “capturar supuestamente” en un solo concepto genérico y ambiguo el contenido fenomenológico de este fenómeno mental… y esto es una empresa imposible: No se puede capturar con un concepto episódico, un fenómeno extra-episódico. Si nos ponemos a pensar detenidamente, toda la empresa cognitivista ha hecho esta labor de “captura sesgada” que, como mencione anteriormente: amplifica, reduce o confunde los fenómenos psicológicos. ¿Ahora se entiende en algo el porqué no soy un psicólogo cognitivo? Porque lo psicológico “se puede identificar” mediante términos de carácter disposicional o extra-episódicos (Arrington, en Conducta y Lenguaje de Ribes y Harzem), y éstos los confunden mediante términos episódicos con un claro sesgo dualista-ontológico sea cerebrista o mentalista, esto es, este ingrediente es “una” “facultad-proceso-mecanismo-estructura-producto” “de la mente”, o “por el “cerebro”:

“No existe un único episodio cuyo acaecimiento sea la solución necesaria y suficiente de "estar indigestado". "Indigestión" no hace referencia, en consecuencia, a tal episodio único. De la misma manera, una persona huraña o jocosa puede o no decir ciertas cosas, hablar con cierto tono de voz, gesticular de determinada manera, tener ciertas expectativas o determinados sentimientos. Ser huraño o jocoso requiere la realización de alguna de éstas u otras acciones y reacciones relevantes, pero ninguna de ellas es una condición necesaria y suficiente para serlo. "Hurañía" y "jocosidad" no hacen referencia, en consecuencia, a ninguna acción o reacción específicas.
Ser huraño es estar dispuesto a actuar o a reaccionar de maneras que, aunque fácilmente reconocibles, sólo pueden describirse con vaguedad toda vez que se dan situaciones de determinado tipo. Esto muestra que palabras como "tranquilo" y "jovial" o palabras como "problematizado" y "nostálgico" hacen referencia a tendencias. Escandalizarse o asustarse, aunque más no sea por unos segundos, es -en ese momento- estar propenso a hacer cosas tales como ponerse rígido o gritar, o ser incapaz de concluir una frase o de recordar dónde se encuentra la salida para caso de incendio (Ryle, 1969, p. 96).

17.   En el caso de la atención por ejemplo, este ingrediente ha sido reducido por los cognitivos-materialistas (mente como función del cerebro; o cerebro como sustituto de aquel) bajo el estudio fisiológico, y por lo cognitivos bajo el ingrediente común que más o menos piensan que es común: “la contemplación, teorización, vigilancia o conocer de lo que se está haciendo” (Ryle, 1969). Esto es parte de los fenómenos de la atención pero no todos ellos. Se cree así también porque la tradición cognitiva piensa que la causa de los episodios observables yace en el teorizar o contenido formal de lo que se dice o no se dice respecto de lo que hacen las personas, por ello identifican a la atención meramente como un “vigilante de lo que se hace” (se los dije en la primera parte).

18.   Para sistematizar el sesgo del fisiólogo, podemos decir que incurre en error categorial o confusión conceptual sí (i) “ellos” dicen que han “capturado la esencia del fenómeno fisiológico”; (ii) expresan explícita o tácitamente la creación de un concepto “distinto” del que refieren los fenómenos que sí estudian, o (iii) estudian fenómenos fisiológicos que no implican los fenómenos participantes en dicho concepto de uso.

19.   Siguiendo con la historia, tenemos luego a Ribes, quien en 1985, hablaba de los factores disposicionales como historia interconductual y factores contextuales. Una duda que he tenido siempre es si en este tiempo ya conocía los escritos de Gilbert Ryle puesto que menciona que la historia interconductual llega a ser una “propensión” o “tendencia” para responder a cierta manera, ambos conceptos ryleanos. Es en 1990 con sus diversos libros, donde se percibe la gran influencia de Gilbert Ryle y Ludwig Wittgenstein, el cual fundamenta una perspectiva analítica y amplia de los factores disposicionales.

20.   Hasta esta parte, podríamos entender que la psicología cognitiva ha malentendido que estas disposiciones al enunciarse “y no verse”, entonces “ocurren” (mentalmente) en forma de hechos o acciones especiales. O que estas potencialidades “se encuentran” y “se definen” en dicho contenido/proceso especial. Ryle (1969) nos dice que esta “posibilidad de hacer algo” sólo es un tipo de disposición entre muchas. Que a pesar de que se enuncien con “tipos de oraciones informativas”, ya sabemos que no es que necesariamente estén informando “sobre cuestiones hechos singulares mentales de carácter extraordinario”, si no comunicando disposiciones de carácter extra-epísodico y que, por economía del lenguaje, se dan en forma de estas oraciones. Mucho del lenguaje ser humano es disposicional y se argumenta de la siguiente forma:

“Un reloj puede señalar la hora que es, o señalar la hora que no es; pero no puede señalar una hora que podría ser la correcta pero que no es la hora correcta ni la incorrecta. Ésta es una objeción válida a un tipo de explicación de enunciados tales como el de que el azúcar es soluble, o que un hombre que está durmiendo puede leer francés. A saber, la versión que interpreta tales enunciados como afirmando cuestiones de hecho de carácter extraordinario. Éste fue, por supuesto, el error de las antiguas teorías de las facultades mentales, que interpretaban las palabras disposicionales como palabras que denotan causas o agentes ocultos, es decir, cosas que existen, o procesos que acontecen en una especie de limbo. Pero del hecho de que las oraciones que contienen palabras o giros tales como "sería posible", "podría", u "ocurriría si", etc., no informan acerca de hechos que acaecen en el limbo, no se sigue que tales oraciones no tengan funciones propias que cumplir. La función de informar acerca de cuestiones de hecho es sólo una, dentro del amplio campo de funciones que cumplen las oraciones (…) No hace falta mayor argumentación para demostrar que las oraciones interrogativas, imperativas y expresivas son usadas para finalidades distintas que la de notificar a sus destinatarios la existencia o acaecimiento de cosas. Por el contrario, hace falta alguna argumentación para demostrar que (hay muchas oraciones significativas en indicativo (afirmativas y negativas) que desempeñan funciones distintas que la de informar acerca de hechos (…) Los libros de física, de meteorología, de bacteriología y de filología comparada contienen muy pocos de esos enunciados, aunque pueden decirnos dónde habremos de encontrarlos. Los manuales técnicos, las obras de crítica, los sermones, los discursos políticos y aun las guías ferroviarias, pueden ser más o menos instructivos, y serlo en una diversidad de maneras, pero nos enseñan pocas verdades singulares, categóricas, atributivas o relacionales” (Ryle, 1969, p. 120-121).

21.   Hasta el momento creemos que ha quedado algo claro la naturaleza de los fenómenos psicológicos. El aprendizaje de nuevos comportamientos implica fenómenos coleccionables, multiepisódicos y potenciables, que se actualizan de acuerdo al contexto. No se pregona de ellos que sean públicos o no, pues no son acciones o episodios únicos; pero sí se requieren estos episodios únicos y semejantes para su existencia. Ante la pregunta, ¿estas disposiciones dónde están cuando no se actualizan? No están en ningún lugar, pues no son eventos puntuales, lo que sí están y ocurren en un lugar son los episodios que sobre estos identificamos las disposiciones o fenómenos psicológicos. La correcta explicación de estos episodios y de las disposiciones, la encontramos en la historia de aprendizaje, el entrenamiento de conductas, la riqueza de las relaciones, los contactos consecutivos, la influencia de otras disposiciones, la influencia de las circunstancias, etc. Algo que un científico de la conducta le compete a nivel analítico y sistemático.

22.   Podría el cognitivista formularía una nueva pregunta: ¿Pero cómo es posible que se actualicen conductas iguales o semejantes en el tiempo? ¿De qué naturaleza es el puente que hace posible que en un tiempo se comporte como “A”, y en otro también se despliegue el comportamiento aprendido “A”? La explicación ingenua es “que está guardada en la mente” y esto no siempre fue así en la historia, sino después del desarrollo de la teoría de René Descartes en forma de conocimiento confiable de “La ilustración” combinado con “La doctrina oficial de la iglesia imperante”. Pondré a parte las críticas a esta pregunta cliché para la justificación “cognitiva” de lo psicológico:

22.1.  Hemos confundido la pregunta como lógica cuando es una pseudo-pregunta: “Suponer la existencia de algo en la misma pregunta, antes de justificar si existe o no ello” (véase en extenso, Colin Murray Turbayne y su libro “El mito de la metáfora”, en 1962).

22.2.  Estrictamente, jamás se “repite”, “evoca”, “trae” un comportamiento del pasado. Hay algo de cierto en asemejar el hecho de tener un objeto como un lapicero, guardarlo en la mochila y lo sacáramos en otra situación…, con el hecho de aprender a escribir nuestro nombre y “no olvidarlo” al escribirlo luego en otro lado. Pues en sentido estricto, existen bases biológicas que hacen posible la especialización funcional de la memoria como fenómeno biológico (tipo almacén). Sin embargo no es igual a “guardar cosas físicas en almacenes físicos”. A lo mucho, el recordar es un “símil” (semejanza), pero no una “metáfora” (sustitución). Contrariamente, desde el comportamiento psicológico (lo que nos interesa), “la memoria”  de escribir nuevamente nuestro nombre por haberlo “recordado”, en su acepción de “acordarse de algo para…” (veremos después que habrán otras lógicas disposicionales de “memoria”), es “actualizar una conducta debido a las circunstancias presentes dadas, para actuar en un futuro” (se verá con más detenimiento en la siguiente IV parte), no es “sacar algo” del pasado para actuar en el presente.

22.3.  Esta pregunta, de manera profunda, es una pregunta acerca de la biología del comportamiento o las bases biológicas de aquel. El cognitivo cree que puede responder con sus teorías a dicha pregunta, pero sólo se ha entrampado en uno de los problemas filosóficos más desafiantes como eternos al ser imposibles de resolver. Saber “el dónde o las bases del porqué recordamos las cosas para luego actualizarlas y proyectarnos con ellas”, hasta el día de hoy, es una pregunta que tiene sentido pero aún no respuesta, puesto que se tienen diversas teorías biológicas de la memoria, pero aún “no se conoce completamente toda la complejidad neuronal, de redes, y molecular que expliquen la memoria” (Busquen por ustedes mismos). DE TODOS MODOS, CUANDO SE SEPA ESTO, EN NADA CAMBIARÍA LA DINÁMICA DISPOSICIONAL DE LO PSICOLÓGICO, A LO MUCHO, SE AMPLIARÍA LAS BASES BIOLÓGICAS DEL COMPORTAMIENTO PARA SU COMPRENSIÓN EN GENERAL. Es lo único que pondré en mayúscula por el grado de relevancia que posee para este ensayo. Desde el punto de vista biológico de la memoria como “almacén de cierto tipo”, estos fenómenos psicológicos sobre la memoria son un símil (a este “almacén de entidades”), pues estrictamente son de carácter disposicional y bajo muchas lógicas que, contrariamente, no se tratan de “guardar y traer eso mismo del pasado”.

23.   Puedo así, adelantar que la posición de “variables latentes” desde la teoría matemática de medición no es justificación de la existencia de variables ocultas, pero sí es la justificación que los fenómenos psicológicos son disposicionales porque se constituyen conjunto de episodios relacionados a una lógica categorial. La mayoría de veces el lenguaje ordinario y los términos mentalistas brinda las bases para el análisis matemático y existencia de estos mismos fenómenos más o menos estructurados. Otras veces los modelos científicos proponen la existencia de estas “construcciones teóricas”, y otras veces la propia investigación casual, exploratoria e indirecta.

24.   Sigamos respondiendo a las críticas de la postura disposicional de los fenómenos psicológicos (que podrían orientar una postura cognitiva de la mente como entidad especial):

24.1.  ¿Si un pianista pierde el funcionamiento de sus manos y no lo expresa en los episodios concretos de dicha habilidad? ¿Entonces ya no tiene esa habilidad? ¿No demuestra esto que esa habilidad es lo que él sujeto “posee” y no que lo que pueda expresar concretamente en situación? Se responde, siguiendo las reflexiones anteriores, que el sujeto no “posee” la habilidad como si se guardase un lapicero en una mochila, sino que se trata de “otro uso o concepto” al término poseer. La llamada de atención a Ryle no es el uso de los términos mentales sino cuando se les teoriza. Cuando se dice que “el sujeto posee la habilidad”, realmente quiere decir que “la ha aprendido” y es “propenso a actuar de determinada forma en circunstancias cerradas o de desempeño” para este caso.  Nada más.

24.2.  Ahora, si la pregunta se re formula: ¿No demuestra esto que la habilidad ya la aprendió y se encuentra “dentro” de su complejo sistema neural de la memoria? Pues ya sabemos que dicha pregunta es otra cuestión disciplinar.

24.3.  Por otro lado, si la pregunta es: ¿No será que lo mental es la información, las normas aprendidas, información concreta o el teorizar del desempeño que es aparte y conductual? Esto sería otro desempeño diferente (siendo también conducta), y para estos fines, se hace necesario diferenciar entre el “saber qué” y el “saber cómo”, ambos formas disposicionales de conducta que se ampliarán en parte IV.

25.   La idea fuerza (y muy relevante para todo) que sintetiza esto sería: La Biología es el almacén que el individuo “sí posee” y que “sobre este”, responde funcionalmente de manera disposicional en el mundo. Lo que se “tiene” y está “adentro” es contenido neuronal, lo que se encuentra “en potencia y se actualiza” (Aristóteles) es el comportamiento que es extra-episódico (Gilbert Ryle).

26.   Por estas razones y otras que presenta  ampliamente en su libro, Ryle denominó a su teoría de la mente como conductista debido a que los “fenómenos psicológicos aludidos con términos mentales” (es decir, estrictamente no son fenómenos mentales, sino “términos de alusión mental”), para el Conductismo son la expresión de dichos comportamientos. No ahondaremos más en esto, pero sí en el hecho de que para Ryle, tanto el Conductismo como el Cognitivismo estuvieron equivocados en “capturar” esta complejidad, echándole la culpa “al mecanicismo”: El mecanicismo cognitivo que lo psicológico es evento mental->conducta, y el mecanicismo conductista que lo psicológico es estímulo->respuesta.

27.   ¿Qué sería si el modelo cognitivo de lo psicológico -como episodio único oculto- sea cierto? Estaríamos todos de acuerdo que no habría congruencia entre teoría y datos, puesto que los conceptos teóricos del cognitivismo, expanden, sesgan y generalmente reducen la fenomenología mentalista de carácter disposicional. Las disposiciones psicológicas son procesos, pero no procesos para-mecánicos en analogía como los procesos físicos, he ahí el error de René Descartes por su contexto académico de ese entonces. Descartes nos dice que sólo algunos términos mentales parecen que “sean como procesos internos, pero no son más que disposiciones especiales en forma de conductas silentes o de planificación. Recomendamos con total confianza y seguridad, la lectura del libro de Ryle “El concepto de lo mental” de 1969, encontrado en la web; realmente será una de las experiencias más esclarecedoras que tendrán sobre la Psicología.

28.   Para concluir las reflexiones hasta ahora, esta postura ha despertó debates y reflexiones entre los filósofos, pero que aún se mantiene vigente. En esencial, actualmente se dice que esta postura asume lo disposicional como “una condicional subjuntiva”, esto es, “Si es que se dan determinadas condiciones… entonces podría suceder que…”. Otras formas de verlo no excluyentes serían las posturas del Análisis condicional sofisticado (Un objeto tiene la disposición M cuando C si tiene la propiedad intrínseca B de tal manera que, cuando C y si el objeto mantiene B, entonces el objeto estará M debido a C y por tener B); y el Análisis no condicional (Un objeto tiene la disposición M cuando C, si tiene la propiedad intrínseca en virtud de la cual se vuelve M cuando C). Otros autores amplían propiedades tanto intrínsecas como extrínsecas, que nada tienen que ver con propiedades ocultas sino físicas y circunstanciales de las entidades.

29.   Terminando con esta III parte, y siguiendo con motivar a nuestros lectores a finalizar este ensayo con la IV parte, presentamos lo que constituye parte de lo que se viene luego: las dos perspectivas de “los fenómenos mentales” desde el modelo cognitivo y el modelo conductual. Veremos que ambos yerran en algo y aciertan en lo otro, mas no capturaron totalmente la lógica idónea. Es necesario decir que sus sesgos filosóficos influenciaron para esto. La postura de Emilio Ribes y Jacob Robert Kantor con su psicología de Campo, más que todo, una postura filosófica analítica, trata de subsanar estas limitaciones. Veamos el siguiente dibujo:


Además de este análisis entre enfoques, seguiremos con la postura de lo disposicional en Wittgenstein y sus contribuciones cruciales, luego en Emilio Ribes; y al final se presentará una postura de lo disposicional siguiendo todas estas reflexiones.

No hay pierde para seguir con esta lectura. Mi intención no es llevarlos a determinado enfoque o no, sino que ustedes mismos reflexionen y saquen sus propias conclusiones con respecto a seguir siendo cognitivo o no, al menos dentro de las posturas cognitivas que cometen estos errores de los cuales ustedes han podido corroborar. Si no lo son, probablemente argumentos adicionales a la postura que han asumido. Esto que plasmo aún sigue en el nivel medio de las reflexiones, no es nada profundo.
Quienes se vayan a las referencias directas y luego adicionales, además de presentar sus propias reflexiones entonces realmente podrían estar seguros de la posición en que se encuentran. Así que ya saben… “La Ciencia, Filosofía y Psicología es cosa seria”.

Gracias por su atención…

domingo, 22 de marzo de 2020

¿POR QUÉ NO SOY UN PSICÓLOGO COGNITIVO? PORQUE LO PSICOLÓGICO ES DISPOSICIONAL II PARTE


II PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL. Propiedades generales”.

BRYAN FÉLIX AGUIRRE JAQUI

Esta segunda parte de cuatro en total, tratará de un análisis histórico conceptual del concepto de disposición y sus propiedades generales. Para darle precisión argumentativa y síntesis, las ideas se mostrarán en forma ordenada y consecutiva por números. Espero que este estilo le brinde simpleza y didáctica para su lectura y comprensión:

1.       Lo psicológico son tratan de distintas lógicas categoriales (gramáticas) de diferentes factores disposicionales (fenómenos) siendo estos la inteligencia, la atención, la personalidad, la voluntad, los sentimientos, etc.

2.       Se puede realizar y han realizado los filósofos analíticos y conductistas, diversos análisis de estos factores disposicionales como es la inteligencia, la personalidad, la voluntad, la percepción, la memoria, entre otros. Esto como motivo de aclarar uno a uno los distintos conceptos y que (i) a pesar que nos dirigimos a ellos con “un mismo término”, en realidad tratan de “diversas lógicas categoriales que deben ser precisadas”, y (ii) que se conforman fenómenos “extra-episódicos” o de múltiples fenómenos que sólo con todos ellos se sostiene dicho concepto.

3.       Esta segunda parte tratará de un análisis no de cada uno de estos términos, sino del propio concepto de “disposición” o “factor/lógica disposicional”. Este análisis tendrá un sesgo conductista en el sentido de contemplar autores del conductismo analítico (filósofos) y del conductismo como disciplina.

4.       El término de “disposición” existe en teorías cognitivas, y estuvo un tiempo merodeando en teorías conductuales experimentales como una alternativa a la definición de la conducta distinta a la concepción de medida “puntual una por una en el tiempo”. La “disposición” siempre se entendió en todas sus esferas como un evento extra-episódico.

5.       No existe en el español la lógica original de disposición, sino en el idioma inglés como “disposition”, en su acepción de “tendencia, propensión e inclinación”.

6.       La primera postura que pondremos aquí será la de Jacob Robert Kantor, en su libro Psicología interconductual el autor habla sobre el factor disposicional o “ed” que lo define como “las circunstancias inmediatas” que influyen en la función de estímulo y respuesta que ocurrirá. Conocedores veremos que en sus clásicos gráficos de lo psicológico como un campo de diversos elementos, Kantor pone  los “ed” siempre alrededor de todo, en forma de contexto. En su libro “Fundamentos de psicología”, nos menciona que el “ed” puede influenciar tanto al objeto de estímulo (ilusiones ópticas), al individuo reactivo (emociones, enfermedades, melancolía), y a la interacción total misma (estar en una iglesia o un parque).

7.       Luego tenemos la interpretación y expansión del pensamiento de Kantor, de Emilio Ribes. Este autor aumenta el concepto de los “ed” no sólo como factores presentes o contextuales, sino también como los factores históricos que provienen de la historia interconductual (contactos pasados entre la función de estímulo y función de respuesta). En su libro “Enseñanza, ejercicio e investigación de la Psicología” afirma que “la historia es factor disposicional en tanto facilita o interfiere con  el establecimiento de una función de estímulo y/o respuesta”. Hasta la fecha el autor mantiene esta postura, sumado a las nociones de filosofía analítica que adopta y serán desarrolladas a continuación.

8.       Comenzamos con Gilbert Ryle y su libro “El concepto de lo mental” de 1969, autor que desarrolló extensivamente el análisis de estos conceptos de error categorial, lógica disposicional y, mediante ellos, la revisión de varios términos psicológicos “mentalistas”. Comencemos: “… muchas de las palabras que usamos comúnmente para describir y explicar la conducta de los seres humanos significan disposiciones y no episodios. Decir que una persona sabe algo, o aspira a ser algo, no es decir que en determinado momento esté haciendo algo o que le pasa algo, sino que es capaz de hacer ciertas cosas cuando es necesario, o que es propensa a hacer y sentir en ciertos tipos de situaciones. Por ejemplo, “…los verbos “saber”, “poseer” y “aspirar” no se comportan como los verbos “correr”, “levantarse” o “cosquillear”; no podemos decir: “supo tal cosa durante dos minutos, luego dejó de saberla y comenzó a saberla de nuevo después de tomarse un respiro”. Tampoco “…está ahora a dedicado a poseer una bicicleta” (Ryle, 1969, p. 117).

9.       La anterior cita es clara para entender que “saber y poseer”, si bien están en forma de “verbos”, estos no son “estrictamente verbos o acciones de sustantivos”. Sino que poseen otra lógica categorial. De esto se desprende 4 ideas principales de esta parte que adelantaré para que lo tengan como contexto:

      I.   Confundirlos como “acciones” es cometer error categorial, y con estos contra ejemplos que brinda el autor nos damos cuenta que no se pueden comportar como lo hacen las acciones (levantarse, cosquillear), que tienen un tiempo de inicio y fin en el sujeto y que, por tanto, se tratan de “episodios únicos”.

     II. Ampliaremos la relación entre el error categorial y disposición con un autor quien, para Ryle, es quien “introdujo” en la historia del conocimiento universal (y aún las Psicologías cognitivas no se desprenden de esa influencia ideológica) la confusión de no entender la disposición de lo mental, además de teorizar y hegemonizar el error categorial de mente-como-cuerpo: René Descartes.

“¿Cómo es que un proceso mental, como querer algo, puede causar movimientos de la lengua? ¿Cómo es que un cambio físico en el nervio óptico puede producir, entre otros efectos, la percepción de un destello luminoso? El problema muestra, por sí mismo, el molde lógico en el que Descartes volcó su teoría de la mente. Es el mismo en el que él y Galileo conformaron sus teorías mecánicas. Y aunque adhirió, sin quererlo, al lenguaje de la mecánica, trató de evitar el desastre consiguiente describiendo la mente con un vocabulario puramente negativo. Las operaciones mentales tuvieron que ser descritas negando las características atribuidas a los cuerpos: no están en el espacio, no son movimientos, no son modificaciones de la materia, no son accesibles a la observación pública. Las mentes no son trozos de un mecanismo de relojería. Son, simplemente, trozos de un no-mecanismo. Representada de esta manera, la mente humana es un fantasma dentro del cuerpo humano, el que —sin embargo— no es una máquina común debido a que algunas de sus operaciones son regidas por esta otra máquina, invisible, inaudible y que obedece a leyes desconocidas por los ingenieros, que existe en él. Nada se sabe, además, sobre la manera en que gobierna a la máquina corporal. Otro punto decisivo de la doctrina tiene consecuencias similares. Puesto que, de acuerdo con ella, la mente pertenece a la misma categoría que los cuerpos, y éstos están regidos por leyes mecánicas estrictas, se sigue que, de modo similar, está regida por leyes no-mecánicas. El mundo físico es un sistema determinista y, por eso, el mundo mental también tiene que serlo. Los cuerpos no pueden evitar las modificaciones que experimentan y tampoco la mente puede variar el curso que le está prefijado (Rye, 1969, p. 18-19)”.

     III.    ¿Y si lo mental no es para-mecánico? Entonces es disposicional. Y lo que hay que hacer es no darle la lógica para-mecánica, sino analizar cada uno de estos conceptos “en sus usos originales de las personas”, para así agregar la lógica categorial que les pertenece. Por ejemplo, pseudo verbos de “poseer” y “saber” (pues acciones no son) y otros conceptos psicológicos o mentalistas, lo que Ryle llama “factores disposicionales”, poseen lógicas categoriales de: estados, conmociones, propensiones, inclinaciones, capacidades, etc. Estas lógicas categoriales, son el eslabón perdido que le faltó a la Psicología y al entendimiento de lo mental para salir de sus problemas conceptuales, a los cuales tanto el Conductismo como las Psicología cognitivas cometieron (esto se expandirá más adelante). Y adelantando una idea exquisita para los lectores, estas categorías disposicionales como eslabones perdidos, son el puente entre el lenguaje ordinario y el lenguaje científico que se requiere para entablar una teoría científica de la Psicología coherente y congruente con los fenómenos que postula estudiar.
   
     IV.    Prácticamente, una buena mayoría de fenómenos psicológicos mentalistas que existen, se tratan de factores disposicionales. Recuerden esto:
“El vocabulario que usamos para describir la conducta específicamente humana no consiste exclusivamente en palabras disposicionales. El juez, el maestro, el novelista, el psicólogo y el hombre de la calle tienen que emplear, también, un amplio arsenal de palabras que se refieren a episodios, cuando hablan acerca de qué es lo que los hombres hacen o debieran hacer, cómo actúan y reaccionan o debieran hacerlo. Estas palabras, al igual que las disposiciones, pertenecen a una variedad de tipos, y veremos que el olvido de algunas de estas diferencias de tipos ha estimulado y, a la vez, ha sido estimulado por la identificación de lo mental con lo fantasmal” (Ryle, 1969, p. 118).

      V.      La característica principal de todos ellos es que no son fenómenos episódicos como los verbos o acciones, sino extra-episódicos, de múltiples episodios, de que se requieren varios episodios, distintos o iguales, en el tiempo para que se dé dicho fenómeno, y posteriormente se le defina como tal.

   VI.    Entonces, ¿Porqué decimos que estos fenómenos extra-episódicos “influyen” (interfieren o facilitan, según Emilio Ribes) en la actualización de la conducta? Porque para que se dé con éxito un examen de ingreso “se debe de ser “inteligente”; para que una persona reaccione con facilidad a determinadas emociones de los otros, “se debe de tener una personalidad tal o cual”; para que una persona busque a otra para proponerle una compromiso “se debe estar enamorado”; para que alguien reaccione efusivamente a una crítica “se debe estar conmocionado”, “o es agresivo”, “o está sentimental”, entre otras disposiciones. Por ende, las disposiciones “no causan” la conducta, sino “la influyen”. Concluimos: “Las disposiciones psicológicas” influyen en determinadas conductas puntuales y también influyen a otras disposiciones”. Ahondaremos todos estos puntos en el ensayo.

10.   Las disposiciones no sólo las empleamos en personas, sino también en animales, insectos, cristales, hasta en los átomos. Las disposiciones está en toda la naturaleza, y las expresamos por nuestro lenguaje en forma de términos singulares que corresponden a categorías lógicas distintas: hobbies, hábitos, modas, afectaciones, etiquetas, destrezas; propiedades de las cosas, condiciones especiales de las cosas, situaciones físicas, capacidades de objetos, circunstancias, etc.:

11.   Ryle afirma que las disposiciones psicológicas han sido malinterpretados: “…como informes categóricos de cuestiones de hecho, particulares e inaccesibles”. Y posteriormente afirma: “… en vez de enunciados comprobables de carácter hipotético” (p.66). Por tanto, las disposiciones psicológicas aparte de ser extra-episódicas, tienen un carácter hipotético.  Esto lo ahondaremos luego.

12.   Rlye también expone otra característica importante: “…los verbos con los que damos cuenta de los diferentes ejercicios de tendencias, capacidades, y propensiones genéricas, pueden diferir  de los verbos episódicos con los cuales designamos las disposiciones”. Por ejemplo, la disposición de “elástico” no se expresamos cuando alargamos una liga con “elastizar”, sino “el objetivo de estira y luego se contrae aplicando fuerzas”. Esto es, los verbos con los que identificamos y “se actualizan” las disposiciones (estirar, contraer) son distintos a los términos de las mismas disposiciones (elástico). Muchos de los fenómenos psicológicos tienen esta naturaleza: personalidad, pensamiento, consciencia, voluntad, memoria, etc.

13.   El conductista ha sabido identificar esta propiedad de las disposiciones, pero se le ha criticado diciendo que “es reduccionista con el fenómeno”. Aclarar el fenómeno de la disposición psicológica mediante sus conductas puntuales y objetivas en formas de actividades es parte de la dinámica del concepto de disposición. Los cognitivos, sobre la base de esta propiedad, han apelado a “crear” una realidad paralela especial que es imposible de salir como problema filosófico, sin embargo, si bien puede justificarse operacionalmente, realmente se trata de no entender esta naturaleza distintiva entre el (a) término de la “disposición”, y (b) las acciones que la identifican cuando se actualizan en conducta. El lenguaje es tan complejo cuando se le analiza, mas no cuando se le usa pues el contexto en que uno se encuentra conceptúa cada palabra, oración o idea expresada, por ello es necesario tener claro cuando la naturaleza distintivas de los verbos de las disposiciones (Ryle, 1969, p. 119):

“…hay un amplio espectro de acciones y reacciones diferentes predecibles a partir de la descripción de alguien como "codicioso", mientras que, hablando toscamente, hay sólo un tipo de acción predecible a partir de la descripción de alguien como "fumador de cigarros".) Para resumir, algunas palabras disposicionales son altamente genéricas o determinables, mientras que otras son altamente específicas o determinadas; los verbos con los que damos cuenta de los diferentes ejercicios de tendencias, capacidades y propensiones genéricas, pueden diferir de los verbos con los cuales designamos las disposiciones, mientras que los verbos episódicos que corresponden a los verbos disposicionales altamente específicos pueden ser iguales”.

14.   Los conceptos disposicionales psicológicos-mentales son tan flexibles que:

14.1.  Un sólo término, puede desempeñarse en forma de “sustantivo”, “verbo”, “adverbio” y hasta de “adjetivo”, a pesar de ello, podría estar guardando su misma lógica categorial: Podríamos usar pensamiento, pensar y pensador aludiendo a la misma “circunstancia” que estemos observando.

14.2.  Y si agarramos sólo uno de estos términos sea cual fuese su lógica categorial, podemos identificar muchos episodios de acciones que actualiza esta disposición. Por ejemplo, para disposiciones tan amplias como “conocer”, o “creer”, estos identifican varios episodios bajo una misma lógica particular.

14.3.  Otras veces, si se cambian en estas categorías, a diferencia del anterior punto, es porque ya ha cambiado su lógica categorial: Por ejemplo, “presta atención a la clase” (sustantivo, pero con lógica disposicional de adverbio); “presta atención si realmente la amas” (sustantivo con lógica disposicional de sentimiento); “atendí al cliente” (lógica de acción); “resuelve atentamente el examen” (adverbio, con lógica disposicional adverbial). Cada una de estas situaciones, si se les analiza nos daremos cuenta que corresponden a distintas conductas verbales, afectivas, efectivas en sus situaciones, y con propiedades temporales y cirsunstanciales distintas.

15.   Para concluir las ideas anteriores, la existencia del punto 14.3. sobre los términos parecidos que refieren a distintas “geografías lógicas” o “lógicas disposicionales”, esto sucede debido a lo que Wittgenstein llama “semejanzas de familia”. Debido a que el lenguaje en general tiene la característica de “economizar el esfuerzo”, lo que hace es (A) usar los mismos términos con lógicas distintas pero “semejantes” puesto que “el contexto” brinda el significado puntual (“atiende” a la clase, “atiende” a tus emociones) ;  (B) usar distintos términos en formas de sustantivos, adverbios, y otros con lógicas distintas “por sus semejanzas” (atiende tus asuntos, presta atención a la clase, estuve atento a mis sentimientos, desarrollé atentamente el examen)…, y (c) usar para un solo término diversos episodios de conducta “semejantes” (prestar atención: leía los apuntes del profesor en la pizarra, escuchaba sus palabras y comprendía sus ideas, guardaba silencio cuando el profesor hablaba).

16.   Llegando aquí, Ryle afirma que el problema yace cuando lo extra-episódico o disposicional se “reformula” como episódico en forma de actividad “paralela”, como si estuviese a puertas cerradas de los múltiples episodios mismos (“pensamiento”, como “un” proceso complejo). Como consecuencia, se tergiversan así las “potencialidades” (cosas-que-serían, hechos-que-podrían) en forma de cosas-actuales-ocultas. Sigamos con el análisis.

17.   Para Ryle, estos enunciados no son causas de algo, esto es, no son enunciados legales o tipo ley. Son enunciados cuasi-ley pues mencionan objetos, personas y circunstancias pero no abstracciones. No son abiertas totales como las leyes (“Todo X es A”), sino parcialmente abiertas (“Cualquier A cuando con B”; “Toda vez que A, entonces B”).

18.   Veamos aquí una imagen de lo que es un enunciado abierto, legaliforme o ley desde la teoría de Hempel: “Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él”.

Los enunciados primeros y las leyes son verdaderos o falsos, a diferencia de los episodios y factores disposicionales, sin embargo, tienen esta misma función de “influir” o podríamos decir también “explicar” la actualización o concreción de un evento puntual o fenómeno que se explica.

19.   Colocamos primero en qué consiste el proceso explicativo de un enunciado legal:

Como se aprecia, la inducción inicia puede primero se desarrollan los enunciados episódicos, se crean las leyes/teorías y luego regresa para su identificación de estas. Se establece mediante las teorías la deducción de los fenómenos que aún no ocurren. Esto es considerado el método científico “tradicional”.

20.   Ahora expondremos la postura de Ryle sobre la lógica de los enunciados disposicionales:

Lo disposicional para Ryle es “cuasi-ley”, puesto no es totalmente una ley, pero sí cumple una función semejante, por ejemplo, si decimos que el azúcar es soluble (disposición), nos informa que “se disolvería si fuera sumergido en agua, en cualquier lugar o en cualquier momento”. O un ejemplo psicológico: “Él sabe los pronombres en inglés”, nos dice que si se le preguntase u otra forma, él escribiría o respondería correctamente determinadas palabras en otro idioma”. ¿Se dan cuenta que también explican de cierta manera? Porque lo hace bien, porque ha aprendido a mencionarlos. Esto es una explicación-descriptiva de los fenómenos, para nuestro interés, psicológicos. No explican estrictamente, pues entraríamos en circularidad. La explicación estricta del porqué sabe los pronombes, se encuentra en la historias de interacciones de aprendizaje-enseñanza entre el sujeto y los recursos didácticos para el aprendizaje del idioma inglés. No lo olviden, no explican, sino “cuasi-explican” o “describen”:

“…Las oraciones que incluyen estas palabras disposicionales han sido interpretadas como informes categóricos de cuestiones de hecho, particulares e inaccesibles, en vez de enunciados comprobables de carácter hipotético, y los que llamaré enunciados de carácter "semi-hipotético". El viejo error de atribuir a la palabra "fuerza" la significación de un agente oculto que ejerce fuerza ha sido abandonado en las ciencias físicas, pero sus parientes sobreviven en muchas teorías de la mente y quizá sólo están moribundos en el campo de la biología” (El concepto de lo Mental, Ryle, p. 118).

21.   Hasta aquí dejamos la segunda parte. Para motivar la lectura de la tercer parte (III PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL. Términos mentalistas”), informamos que se ahondará el concepto de lo disposicional desde la postura de Gilbert Ryle, dándole un sentido significativo de este aprendizaje por medio de la comparación de la postura de estos conceptos desde el Conductismo y el Cognitivismo. ¡No se lo pierdan!