III PARTE de IV: “LO DISPOSICIONAL. Términos mentalistas”
BRYAN FÉLIX AGUIRRE
JAQUI
Sigamos con el análisis de la segunda parte,
esta vez hablaremos de las disposiciones psicológicas en términos de Ryle, esto
es, de las disposiciones de la vida mental o “el concepto de lo mental”:
1. Vean de nuevos las últimas dos
imágenes y compárenlas:
Verán y se llenarán de alegría cuando se den cuenta que la explicación
para las ciencias duras y las ciencias blandas son distintas. Vemos que en el
primer método los productos son las leyes científicos reconocidos (ciencias
duras), las que son “para todo”; y en la lógica disposicional (ciencias
blandas), se tratan de “colecciones de hechos” (para algunos, para algo o para
alguien). Sabemos mucho del primer método con la lectura de filosofía de la
ciencia. Vemos que en el segundo método se tratan de hechos o episodios
humanos, donde se elaboran cuasi-hipótesis (en términos de Ryle) y se confirman
por medio de la verificación y experiencia claro está. Con esto podremos
explicar-describir estas acciones para luego formular enunciados
disposicionales que albergan toda la fenomenología del evento en cuestión. Así
de sencillo y complejo, es la filosofía de la ciencia psicológica.
2. Un ejemplo sencillo podemos tener
cuando llegamos a nuestra aula académica y vemos el conjunto de compañeros
estudiantes reunidos afirmando: “Todos ustedes y todos los cuerpos perseveran
su estado de reposo y de movimiento a no
ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas hacia aquel”, esto es
verdadero o falso, siendo esto la relación común a todos ellos y en referencia
a todo ente en el universo. Luego de ello, al verlos estudiando menciono: “Cada
miembro de mi clase son estudiosos”. Lo que narro aquí es una colección de
sujetos en donde he tenido también que ver una colección de hechos adicionales
para afirmar ello. Un solo evento no los catalogaría de estudiosos claramente.
3. Otra diferencia puntual entre ambos
es que las leyes brindan información fáctica (este alambre de cobre “está” está
conduciendo electricidad) y genérica (“todo” alambre de cobre es buen conductor
de electricidad), y las diposiciones información coleccionable (“este” alambre
de cobre “es buen conductor” de electricidad; fulano “sabe” francés). Ambas
oraciones son de tipo informativo pero como ya estamos aprendiendo bien: “las
lógicas categoriales son distintas y muchas veces no se perciben fácilmente
como distintas, a pesar de enunciarse de formas iguales o hasta semejantes”.
Esto último es una idea principal también.
4. Existe también una relación estrecha
entre algunas leyes generales y cuasi-leyes disposicionales para ciertos
fenómenos físicos. La ley “todo individuo es ovíparo”, viene de cuando aprendo
que “algunos individuos son ovíparos y plumados”. Las disposiciones no son
excluyentes con las teorías científicas conformadas por leyes.
5. Ryle concluye que los enunciados
disposicionales, al igual que los enunciados de leyes o legaliformes, nos
permiten “predecir”, “decir”, “explicar”, “describir”, “modificar” tales
acciones, reacciones, estados, etc.
6. Para reforzar las anteriores ideas y
plantear otra idea fuerza sobre la lógica disposicional, afirmamos que este
tipo de enunciados no son episódicos, no son informes de cosas o sus estados,
sea observables o inobservables. No narran incidentes normales o especiales.
Sin embargo las funciones con ellos están conectadas íntimamente con la
narración de estos incidentes o episodios. Estos últimos deben ser verdaderos
para que las disposiciones resulten satisfechas, por ejemplo:
- Fulano acaba de hablar en público en francés (incidente que debe ser verdadero).
- Fulano “sabe” francés (disposición que es satisfecha por que el incidente es verdadero).
- Fulano acaba de hablar en público en francés (incidente que debe ser verdadero).
- Fulano “sabe” francés (disposición que es satisfecha por que el incidente es verdadero).
7. Es por ello que los términos
psicológicos mentales se identifican por medio de sus acciones o conductas
observables. Skinner menciona en su artículo Porque no soy un psicólogo
cognoscitivo del libro Reflexiones sobre Conductismo y Sociedad, 1982) lo siguiente:
“Muchos
términos mentalistas o cognoscitivos se refieren no solamente a las
contingencias, sino también a la conducta que estas generan. Términos como
“mente”, “voluntad” y “pensamiento” a menudo son simplemente sinónimos de
“conducta” (p. 87)”.
“Cuando
un historiador informa que en cierto periodo “una clase tradicionalmente
gobernante, rica y brillante perdió su voluntad”, simplemente está informado
que esa clase dejó de actuar como una clase tradicionalmente gobernante, rica y
brillante” (p. 88)”.
“Cuando
no sabemos por qué la gente hace tantas cosas en lugar de hacer otra, decimos
que le gente “elige” o “toma decisiones”. Elegir significaba originalmente
examinar, escrudiñar o probar. Etimológicamente, decidir significa cortar otras
posibilidades, moverse en una dirección de la cual no hay regreso. Elegir y
decidir son, por tanto, formas conspicuas de conducta; pero, no obstante, los
psicólogos cognoscitivos han inventado sustitutos internos” (p. 89).
Aspectos formales cerebrales o
cognoscitivos han sido siempre complementarios, paralelos, necesarios pero
jamás suficientes para el comportamiento psicológico. Las disposiciones se
identifican por medio de sus incidentes, y estos pueden ser también auto
referencias o conductas propias que le afectan al sujeto (y por ende pueden ser
no observable obviamente para otras personas, observables otras veces). El
sujeto a lo largo de su historia y devenir psicológico despliega estas acciones
y reacciones producto de la interacción social, y por medio de su lenguaje, los
nombra en formas de disposiciones de distintas lógicas categoriales. No es al
revés, no es que los términos cognitivos “ajustan” las acciones de los sujetos,
pues primero el sujeto vino con sus acciones y reacciones propias de su
biología, y los conceptos aparecen desde el primer momento en que nace dándole
significado a ellos.
8. Reforzamos la anterior ideas, un
bebé nace y posee los tres grandes milagros que hacen posible la complejidad
gradual del comportamiento psicológico: (a) “la múltiple diferenciación
sensorial especializada”; (b) la capacidad de desplazarse, actuar y alterar el
medio ambiente; y (c) la predisposición biológica al lenguaje por medio de una
comunidad lingüista. Este niño se enriquece constantemente de estimulación y
responde al mismo tiempo de ella, cada vez altera más el mundo y se desprende
de él con el lenguaje llegando a niveles tan abstractos y filosóficos que se
comporta sin algún referente concreto del mundo, sólo simbólico (por ello se
hace necesario una taxonomía jerárquica de la conducta, pero ello es otra
historia). Entonces, él viene con una reactividad afectiva propia de la especie
y por cuando por primera vez “mira cosas como si estuvieran en su presente y
hace como que busca cuando escucha voces de mamá”, entonces se está comportando
de manera psicológica, y la sociedad, a esa “reactividad”, le enseña que es
“recordar a mamá”. Esa reactividad es recordar, esta luego se vuelve simbólica
y se complejiza más, sabiendo que con “recordar” se denomina a varias
“reactividad semejantes” y muchas de ellas de adulto, están inmersas en
lenguaje y no sólo en reacciones emotivas de infante. La conducta se establece
y a esa reactividad la sociedad le denomina con los términos que ya son convencionales
o “compartidos” entre dicha comunidad. Lo mental, por tanto, son los términos
psicológicos disposicionales que identificamos a dichas conductas básicas hasta
complejas.
9. Como primera conclusión a estas
ideas, es que lo mental no es distinto a lo conductual, hablando en sentido
cotidiano; lo mental son esas mismos episodios interactivos del sujeto con su
medio, y este pueden ser objetos, circunstancias, otras personas, sí mismo y
símbolos. Los procesos mentales como recordar, aprender, imaginar, saber, no
son las manifestaciones o expresiones de los procesos mentales ocultos dados
“previamente” o “en simultáneo”, sino son esas mismas formas de interactuar que
la sociedad nos ha enseñado a “identificarlas” así, cada vez que el contexto y
nuestras reactividad lo ameritaban. Entonces, ¿qué oculto tiene la mente? Nada
que ocultar, más bien, toda su fenomenología en sí tiene la propiedad de ser
observable puesto que es la sociedad lingüística particular que comparte estos
conceptos por lo que son públicos a todos.
10. Como segunda conclusión a ello, esto
no quiere decir que no exista conducta compleja o básica que sea (a) silenciosa
o intraverbal, esto no es “mental”, sigue siendo conducta pero leve, más bien
para hablar en silencio o para sí mismo primero se habla en voz alta y la
educación nos enseña a disminuir progresivamente el volumen hasta que sólo se
tenga registros de las cuerdas vocales. Es absurdo pensar que por el hecho que
el volumen sea muy bajo o nulo esto quiera decir que la ontología de dicho
fenómeno cambie drásticamente, es decir, que pase de lo conductual a lo “mental”
por dicha intensidad física. O que también denominemos como (b) “mental”, cuando
uno está escribiendo sobre teoría física o está resolviendo “en la mente” una
fórmula compleja de trigonometría, estos se tratan de episodios complejos que
mientras cumplan las condiciones sociales de logro, se denominarían como
inteligentes. Pero no es que la inteligencia explique dichos fenómenos, sino
dichos fenómenos son la inteligencia. Por otro lado, si es que decimos “lo hice
en la mente”, en ese caso sólo aludimos a la “forma” (disposición adverbial) en
que se hace algo (conducta consigo mismo y en silencio).
11. Como tercera conclusión, lo que
explica la conducta expresa no es el término mental de la inteligencia. Lo que
explica lo que hablo no es mi pensamiento. Es una circularidad que no dice
nada. Históricamente la confusión ha puesto en el lado equivocado los términos
mentales que “deben ser explicados”, como “las explicaciones especiales” a
dichos fenómenos. El comportamiento inteligente no se explica con la
inteligencia misma. Por ello, el conductismo ha pregonado siempre que la
explicación se encuentra en los contactos entre el organismo y su medio y como
esta historia conductual llega a una conducta específica.
12. ¿No creen que esto de lo
disposicional es algo lógico pero que no ha sido claro para los teóricos de lo
psicológico? Esta pregunta será respondida ampliamente en la IV parte.
Adelantamos que el carácter gramatical, si bien es cierto es claro y “normal”
cuando las personas lo usan en su vivir cotidiano…, cuando se les quiere
“analizar gramaticalmente”, nos encontramos con un enmallado complejo pero no
oscuro de términos, conceptos y lógicas disposicionales. Esto siempre deben de
tener presente… “Los teóricos se han confundido, las personas nunca lo hacen”.
Ryle llega a mencionar que una lógica disposicional podría hasta tener
sub-lógicas disposicionales diferentes. Da el ejemplo de “poder” como lógica
categorial modal o de posibilidad de:
-
- Las
piedras sí pueden flotar (piedra poma): El hecho de que algo sea una piedra, no
quiere decir que infiramos que no habrá de flotar.
-
- Ese
pez puede nadar aunque ahora esté en el barro: Afirma la existencia de un
impedimento físico ante una capacidad potencial.
-
- Fulano
puede nadar: Lo aprendió y no lo olvidará.
-
- Tú
puedes nadar: Enunciado motivacional.
-
- Ella
puede nadar ahora que se recuperó: Cesación de un impedimento disciplinar.
13. Para ir cerrando una idea fuerza,
diremos que la naturaleza de lo disposicional como extra-episódico es doble:
(i) Se requieren muchos incidentes de un mismo episodio (A, A, A, A) para su
significación; y también (ii) se requieren incidentes de distintos episodios
(A, B, C, D, E) pues la disposición engloba diversas conductas. Veamos esto con
el concepto de creencia: Decimo que hombre “cree” que “la capa de hielo es
peligrosamente delgada”, hace tales cosas:
-
-Teoriza
al respecto de la creencia, está de acuerdo y porqué, le dice a otros.
- - Da
advertencia a otros cercanos o relacionados.
- - Patina
con cautela.
- - Contesta
a las preguntas pertinentes de la misma manera en que lo haría alguien que sepa
que el hielo es peligrosamente delgado.
“…
se trata no sólo de teorizar, sino de ejecutar, imaginar y hasta sentir” (El
concepto de lo mental, 1969, p. 76).
14. Ryle en su libro aborda ampliamente
diversos términos mentales y los descubre de manera magistral a luces de su
lógica extraepisódica y sus diferencias como semejanzas con otros conceptos
relacionados. Realmente el libro se constituye un libro de cabecera para los
psicólogos y psicólogas en general, pues aclara los conceptos psicológicos para
que luego la actividad científica pueda ser desarrollada sin confusiones (al
menos es una propuesta inicial). Debido a que este ensayo versa sobre un
análisis histórico y conceptual de “lo disposicional”, los análisis puntuales
de cada una de estas disposiciones “mentalistas” no podrán ser abordadas
ampliamente. De todos modos, pienso que se requieren análisis didácticos de los
ensayos de Ryle, Wittgenstein, Austin, Tomasini, Ribes, entre otros para que
puedan ser asimilados y ampliados estos conceptos mentalistas para su
comprensión general. Las circunstancias ameritan realizar algunos de estos
análisis que será dados en la IV parte, mientras tanto, se analizará lo
disposicional, sólo viendo de manera no profunda los términos mentales para
comprenderlo mejor.
15. Para dar otro ejemplo, hablaremos de
la atención o “los conceptos de atención”, que es el caso de términos que
refiere a lógicas categoriales distintas, y en cada una de estas lógicas, se
encuentran diversos episodios de conducta.
- (I) CONCEPTO:
Diversos conceptos de atención.
(II) LÓGICAS
CATEGORIALES-DISPOSICIONALES DISTINTAS: Darse cuenta, tener cuidado, seguir
(una conversación), activar la mente, concentrarse, poner la cabeza en algo,
pensar lo que uno está haciendo, estar alerta, interesarse, estar con la mente
ausente, etc.
- (III)EPISODIOS
DE CADA DISPOSICIÓN: Conjuntos de Incidentes o conductas puntuales diferentes
que identifican cada lógica categorial arriba mencionada:
“Un conductor puede guiar su
automóvil con gran cuidado, con cuidado razonable o con poco cuidado, y un
estudiante se puede concentrar más o menos seriamente. Una persona no puede
decir siempre si ha estado concentrada totalmente, o sólo en parte, en la tarea
a la que estaba entregada. El niño que trata de aprender un poema de memoria
puede pensar que ha estado prestando seriamente atención porque no ha despegado
los ojos de la página, ha murmurado las palabras, ha fruncido el ceño y se ha
tapado los oídos. Pero si a pesar de que no hubo distracciones o
interrupciones, el niño no puede recitar el poema, decir de qué se trata, o
corregir los errores que cometen sus compañeros cuando lo recitan, su
pretensión será desestimada por el maestro e incluso quizá él mismo no
insistirá en ella” (p. 139).
16. Ryle nos dice luego un idea muy
importante para la comprensión de todo esto (probablemente de las más
importantes), que el malentendido o sesgo cognitivista parte de “…aislar algún
ingrediente especial común a todos ellos” (Ryle, 1969, p. 139). Esto es, que lo
que hacen los cognitivistas, en su intento de “teorizar” (que significa usar
términos “unívoco, técnicos y episódicos”) para la comprensión del fenómeno,
entonces se ven obligados a “coger lo común a todos estos episodios y lógicas
categoriales” y “capturar supuestamente” en un solo concepto genérico y ambiguo
el contenido fenomenológico de este fenómeno mental… y esto es una empresa
imposible: No se puede capturar con un concepto episódico, un fenómeno
extra-episódico. Si nos ponemos a pensar detenidamente, toda la empresa
cognitivista ha hecho esta labor de “captura sesgada” que, como mencione
anteriormente: amplifica, reduce o confunde los fenómenos psicológicos. ¿Ahora
se entiende en algo el porqué no soy un psicólogo cognitivo? Porque lo
psicológico “se puede identificar” mediante términos de carácter disposicional
o extra-episódicos (Arrington, en Conducta y Lenguaje de Ribes y Harzem), y
éstos los confunden mediante términos episódicos con un claro sesgo
dualista-ontológico sea cerebrista o mentalista, esto es, este ingrediente es
“una” “facultad-proceso-mecanismo-estructura-producto” “de la mente”, o “por el
“cerebro”:
“No existe un único episodio cuyo acaecimiento sea la solución necesaria
y suficiente de "estar indigestado". "Indigestión" no hace
referencia, en consecuencia, a tal episodio único. De la misma manera, una
persona huraña o jocosa puede o no decir ciertas cosas, hablar con cierto tono
de voz, gesticular de determinada manera, tener ciertas expectativas o
determinados sentimientos. Ser huraño o jocoso requiere la realización de
alguna de éstas u otras acciones y reacciones relevantes, pero ninguna de ellas
es una condición necesaria y suficiente para serlo. "Hurañía" y
"jocosidad" no hacen referencia, en consecuencia, a ninguna acción o
reacción específicas.
Ser huraño es estar dispuesto a actuar o a reaccionar de maneras que,
aunque fácilmente reconocibles, sólo pueden describirse con vaguedad toda vez
que se dan situaciones de determinado tipo. Esto muestra que palabras como
"tranquilo" y "jovial" o palabras como
"problematizado" y "nostálgico" hacen referencia a
tendencias. Escandalizarse o asustarse, aunque más no sea por unos segundos, es
-en ese momento- estar propenso a hacer cosas tales como ponerse rígido o
gritar, o ser incapaz de concluir una frase o de recordar dónde se encuentra la
salida para caso de incendio (Ryle, 1969, p. 96).
17. En el caso de la atención por
ejemplo, este ingrediente ha sido reducido por los cognitivos-materialistas
(mente como función del cerebro; o cerebro como sustituto de aquel) bajo el
estudio fisiológico, y por lo cognitivos bajo el ingrediente común que más o
menos piensan que es común: “la contemplación, teorización, vigilancia o
conocer de lo que se está haciendo” (Ryle, 1969). Esto es parte de los
fenómenos de la atención pero no todos ellos. Se cree así también porque la
tradición cognitiva piensa que la causa de los episodios observables yace en el
teorizar o contenido formal de lo que se dice o no se dice respecto de lo que
hacen las personas, por ello identifican a la atención meramente como un
“vigilante de lo que se hace” (se los dije en la primera parte).
18. Para sistematizar el sesgo del
fisiólogo, podemos decir que incurre en error categorial o confusión conceptual
sí (i) “ellos” dicen que han “capturado la esencia del fenómeno fisiológico”;
(ii) expresan explícita o tácitamente la creación de un concepto “distinto” del
que refieren los fenómenos que sí estudian, o (iii) estudian fenómenos
fisiológicos que no implican los fenómenos participantes en dicho concepto de
uso.
19. Siguiendo con la historia, tenemos
luego a Ribes, quien en 1985, hablaba de los factores disposicionales como
historia interconductual y factores contextuales. Una duda que he tenido
siempre es si en este tiempo ya conocía los escritos de Gilbert Ryle puesto que
menciona que la historia interconductual llega a ser una “propensión” o
“tendencia” para responder a cierta manera, ambos conceptos ryleanos. Es en
1990 con sus diversos libros, donde se percibe la gran influencia de Gilbert
Ryle y Ludwig Wittgenstein, el cual fundamenta una perspectiva analítica y
amplia de los factores disposicionales.
20. Hasta esta parte, podríamos entender
que la psicología cognitiva ha malentendido que estas disposiciones al
enunciarse “y no verse”, entonces “ocurren” (mentalmente) en forma de hechos o
acciones especiales. O que estas potencialidades “se encuentran” y “se definen”
en dicho contenido/proceso especial. Ryle (1969) nos dice que esta “posibilidad
de hacer algo” sólo es un tipo de disposición entre muchas. Que a pesar de que
se enuncien con “tipos de oraciones informativas”, ya sabemos que no es que
necesariamente estén informando “sobre cuestiones hechos singulares mentales de
carácter extraordinario”, si no comunicando disposiciones de carácter
extra-epísodico y que, por economía del lenguaje, se dan en forma de estas
oraciones. Mucho del lenguaje ser humano es disposicional y se argumenta de la
siguiente forma:
“Un reloj puede señalar la hora que es, o señalar la hora que no es;
pero no puede señalar una hora que podría ser la correcta pero que no es la
hora correcta ni la incorrecta. Ésta es una objeción válida a un tipo de
explicación de enunciados tales como el de que el azúcar es soluble, o que un
hombre que está durmiendo puede leer francés. A saber, la versión que
interpreta tales enunciados como afirmando cuestiones de hecho de carácter
extraordinario. Éste fue, por supuesto, el error de las antiguas teorías de las
facultades mentales, que interpretaban las palabras disposicionales como
palabras que denotan causas o agentes ocultos, es decir, cosas que existen, o
procesos que acontecen en una especie de limbo. Pero del hecho de que las
oraciones que contienen palabras o giros tales como "sería posible",
"podría", u "ocurriría si", etc., no informan acerca de
hechos que acaecen en el limbo, no se sigue que tales oraciones no tengan
funciones propias que cumplir. La función de informar acerca de cuestiones de
hecho es sólo una, dentro del amplio campo de funciones que cumplen las
oraciones (…) No hace falta mayor argumentación para demostrar que las
oraciones interrogativas, imperativas y expresivas son usadas para finalidades
distintas que la de notificar a sus destinatarios la existencia o acaecimiento
de cosas. Por el contrario, hace falta alguna argumentación para demostrar que
(hay muchas oraciones significativas en indicativo (afirmativas y negativas)
que desempeñan funciones distintas que la de informar acerca de hechos (…) Los
libros de física, de meteorología, de bacteriología y de filología comparada
contienen muy pocos de esos enunciados, aunque pueden decirnos dónde habremos
de encontrarlos. Los manuales técnicos, las obras de crítica, los sermones, los
discursos políticos y aun las guías ferroviarias, pueden ser más o menos
instructivos, y serlo en una diversidad de maneras, pero nos enseñan pocas
verdades singulares, categóricas, atributivas o relacionales” (Ryle, 1969, p.
120-121).
21. Hasta el momento creemos que ha
quedado algo claro la naturaleza de los fenómenos psicológicos. El aprendizaje
de nuevos comportamientos implica fenómenos coleccionables, multiepisódicos y
potenciables, que se actualizan de acuerdo al contexto. No se pregona de ellos
que sean públicos o no, pues no son acciones o episodios únicos; pero sí se
requieren estos episodios únicos y semejantes para su existencia. Ante la
pregunta, ¿estas disposiciones dónde están cuando no se actualizan? No están en
ningún lugar, pues no son eventos puntuales, lo que sí están y ocurren en un
lugar son los episodios que sobre estos identificamos las disposiciones o
fenómenos psicológicos. La correcta explicación de estos episodios y de las
disposiciones, la encontramos en la historia de aprendizaje, el entrenamiento
de conductas, la riqueza de las relaciones, los contactos consecutivos, la
influencia de otras disposiciones, la influencia de las circunstancias, etc.
Algo que un científico de la conducta le compete a nivel analítico y
sistemático.
22. Podría el cognitivista formularía
una nueva pregunta: ¿Pero cómo es posible que se actualicen conductas iguales o
semejantes en el tiempo? ¿De qué naturaleza es el puente que hace posible que
en un tiempo se comporte como “A”, y en otro también se despliegue el
comportamiento aprendido “A”? La explicación ingenua es “que está guardada en
la mente” y esto no siempre fue así en la historia, sino después del desarrollo
de la teoría de René Descartes en forma de conocimiento confiable de “La
ilustración” combinado con “La doctrina oficial de la iglesia imperante”. Pondré
a parte las críticas a esta pregunta cliché para la justificación “cognitiva”
de lo psicológico:
22.1. Hemos confundido la pregunta como
lógica cuando es una pseudo-pregunta: “Suponer la existencia de algo en la
misma pregunta, antes de justificar si existe o no ello” (véase en extenso,
Colin Murray Turbayne y su libro “El mito de la metáfora”, en 1962).
22.2. Estrictamente, jamás se “repite”,
“evoca”, “trae” un comportamiento del pasado. Hay algo de cierto en asemejar el
hecho de tener un objeto como un lapicero, guardarlo en la mochila y lo
sacáramos en otra situación…, con el hecho de aprender a escribir nuestro
nombre y “no olvidarlo” al escribirlo luego en otro lado. Pues en sentido
estricto, existen bases biológicas que hacen posible la especialización funcional
de la memoria como fenómeno biológico (tipo almacén). Sin embargo no es igual a
“guardar cosas físicas en almacenes físicos”. A lo mucho, el recordar es un “símil”
(semejanza), pero no una “metáfora” (sustitución). Contrariamente, desde el
comportamiento psicológico (lo que nos interesa), “la memoria” de escribir nuevamente nuestro nombre por
haberlo “recordado”, en su acepción de “acordarse de algo para…” (veremos
después que habrán otras lógicas disposicionales de “memoria”), es “actualizar
una conducta debido a las circunstancias presentes dadas, para actuar en un
futuro” (se verá con más detenimiento en la siguiente IV parte), no es “sacar
algo” del pasado para actuar en el presente.
22.3. Esta pregunta, de manera profunda,
es una pregunta acerca de la biología del comportamiento o las bases biológicas
de aquel. El cognitivo cree que puede responder con sus teorías a dicha
pregunta, pero sólo se ha entrampado en uno de los problemas filosóficos más
desafiantes como eternos al ser imposibles de resolver. Saber “el dónde o las
bases del porqué recordamos las cosas para luego actualizarlas y proyectarnos
con ellas”, hasta el día de hoy, es una pregunta que tiene sentido pero aún no
respuesta, puesto que se tienen diversas teorías biológicas de la memoria, pero
aún “no se conoce completamente toda la complejidad neuronal, de redes, y
molecular que expliquen la memoria” (Busquen por ustedes mismos). DE TODOS
MODOS, CUANDO SE SEPA ESTO, EN NADA CAMBIARÍA LA DINÁMICA DISPOSICIONAL DE LO
PSICOLÓGICO, A LO MUCHO, SE AMPLIARÍA LAS BASES BIOLÓGICAS DEL COMPORTAMIENTO
PARA SU COMPRENSIÓN EN GENERAL. Es lo único que pondré en mayúscula por el
grado de relevancia que posee para este ensayo. Desde el punto de vista
biológico de la memoria como “almacén de cierto tipo”, estos fenómenos
psicológicos sobre la memoria son un símil (a este “almacén de entidades”),
pues estrictamente son de carácter disposicional y bajo muchas lógicas que,
contrariamente, no se tratan de “guardar y traer eso mismo del pasado”.
23. Puedo así, adelantar que la posición
de “variables latentes” desde la teoría matemática de medición no es
justificación de la existencia de variables ocultas, pero sí es la
justificación que los fenómenos psicológicos son disposicionales porque se
constituyen conjunto de episodios relacionados a una lógica categorial. La
mayoría de veces el lenguaje ordinario y los términos mentalistas brinda las
bases para el análisis matemático y existencia de estos mismos fenómenos más o
menos estructurados. Otras veces los modelos científicos proponen la existencia
de estas “construcciones teóricas”, y otras veces la propia investigación
casual, exploratoria e indirecta.
24. Sigamos respondiendo a las críticas
de la postura disposicional de los fenómenos psicológicos (que podrían orientar
una postura cognitiva de la mente como entidad especial):
24.1. ¿Si un pianista pierde el
funcionamiento de sus manos y no lo expresa en los episodios concretos de dicha
habilidad? ¿Entonces ya no tiene esa habilidad? ¿No demuestra esto que esa
habilidad es lo que él sujeto “posee” y no que lo que pueda expresar
concretamente en situación? Se responde, siguiendo las reflexiones anteriores,
que el sujeto no “posee” la habilidad como si se guardase un lapicero en una
mochila, sino que se trata de “otro uso o concepto” al término poseer. La
llamada de atención a Ryle no es el uso de los términos mentales sino cuando se
les teoriza. Cuando se dice que “el sujeto posee la habilidad”, realmente quiere
decir que “la ha aprendido” y es “propenso a actuar de determinada forma en
circunstancias cerradas o de desempeño” para este caso. Nada más.
24.2. Ahora, si la pregunta se re formula:
¿No demuestra esto que la habilidad ya la aprendió y se encuentra “dentro” de
su complejo sistema neural de la memoria? Pues ya sabemos que dicha pregunta es
otra cuestión disciplinar.
24.3. Por otro lado, si la pregunta es:
¿No será que lo mental es la información, las normas aprendidas, información
concreta o el teorizar del desempeño que es aparte y conductual? Esto sería
otro desempeño diferente (siendo también conducta), y para estos fines, se hace
necesario diferenciar entre el “saber qué” y el “saber cómo”, ambos formas
disposicionales de conducta que se ampliarán en parte IV.
25. La idea fuerza (y muy relevante para
todo) que sintetiza esto sería: La
Biología es el almacén que el individuo “sí posee” y que “sobre este”, responde
funcionalmente de manera disposicional en el mundo. Lo que se “tiene” y está
“adentro” es contenido neuronal, lo que se encuentra “en potencia y se
actualiza” (Aristóteles) es el comportamiento que es extra-episódico (Gilbert
Ryle).
26. Por estas razones y otras que
presenta ampliamente en su libro, Ryle
denominó a su teoría de la mente como conductista debido a que los “fenómenos
psicológicos aludidos con términos mentales” (es decir, estrictamente no son
fenómenos mentales, sino “términos de alusión mental”), para el Conductismo son
la expresión de dichos comportamientos. No ahondaremos más en esto, pero sí en
el hecho de que para Ryle, tanto el Conductismo como el Cognitivismo estuvieron
equivocados en “capturar” esta complejidad, echándole la culpa “al
mecanicismo”: El mecanicismo cognitivo que lo psicológico es evento
mental->conducta, y el mecanicismo conductista que lo psicológico es
estímulo->respuesta.
27. ¿Qué sería si el modelo cognitivo de
lo psicológico -como episodio único oculto- sea cierto? Estaríamos todos de
acuerdo que no habría congruencia entre teoría y datos, puesto que los
conceptos teóricos del cognitivismo, expanden, sesgan y generalmente reducen la
fenomenología mentalista de carácter disposicional. Las disposiciones
psicológicas son procesos, pero no procesos para-mecánicos en analogía como los
procesos físicos, he ahí el error de René Descartes por su contexto académico
de ese entonces. Descartes nos dice que sólo algunos términos mentales parecen
que “sean como procesos internos, pero no son más que disposiciones especiales
en forma de conductas silentes o de planificación. Recomendamos con total
confianza y seguridad, la lectura del libro de Ryle “El concepto de lo mental”
de 1969, encontrado en la web; realmente será una de las experiencias más
esclarecedoras que tendrán sobre la Psicología.
28. Para concluir las reflexiones hasta
ahora, esta postura ha despertó debates y reflexiones entre los filósofos, pero
que aún se mantiene vigente. En esencial, actualmente se dice que esta postura
asume lo disposicional como “una condicional subjuntiva”, esto es, “Si es que
se dan determinadas condiciones… entonces podría suceder que…”. Otras formas de
verlo no excluyentes serían las posturas del Análisis condicional sofisticado (Un objeto tiene la disposición M cuando C si
tiene la propiedad intrínseca B de tal manera que, cuando C y si el objeto
mantiene B, entonces el objeto estará M debido a C y por tener B); y el
Análisis no condicional (Un objeto tiene
la disposición M cuando C, si tiene la propiedad intrínseca en virtud de la
cual se vuelve M cuando C). Otros autores amplían propiedades tanto
intrínsecas como extrínsecas, que nada tienen que ver con propiedades ocultas
sino físicas y circunstanciales de las entidades.
29. Terminando con esta III parte, y
siguiendo con motivar a nuestros lectores a finalizar este ensayo con la IV
parte, presentamos lo que constituye parte de lo que se viene luego: las dos
perspectivas de “los fenómenos mentales” desde el modelo cognitivo y el modelo
conductual. Veremos que ambos yerran en algo y aciertan en lo otro, mas no
capturaron totalmente la lógica idónea. Es necesario decir que sus sesgos
filosóficos influenciaron para esto. La postura de Emilio Ribes y Jacob Robert
Kantor con su psicología de Campo, más que todo, una postura filosófica
analítica, trata de subsanar estas limitaciones. Veamos el siguiente dibujo:
Además
de este análisis entre enfoques, seguiremos con la postura de lo disposicional
en Wittgenstein y sus contribuciones cruciales, luego en Emilio Ribes; y al
final se presentará una postura de lo disposicional siguiendo todas estas
reflexiones.
No
hay pierde para seguir con esta lectura. Mi intención no es llevarlos a determinado
enfoque o no, sino que ustedes mismos reflexionen y saquen sus propias
conclusiones con respecto a seguir siendo cognitivo o no, al menos dentro de
las posturas cognitivas que cometen estos errores de los cuales ustedes han
podido corroborar. Si no lo son, probablemente argumentos adicionales a la
postura que han asumido. Esto que plasmo aún sigue en el nivel medio de las
reflexiones, no es nada profundo.
Quienes
se vayan a las referencias directas y luego adicionales, además de presentar
sus propias reflexiones entonces realmente podrían estar seguros de la posición
en que se encuentran. Así que ya saben… “La Ciencia, Filosofía y Psicología es
cosa seria”.
Gracias
por su atención…