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viernes, 30 de junio de 2017

Me da una investigación sin hipótesis

Por: Darwin Gutierrez
Miembro de Liceo Contextual

Hipótesis e investigación científica en psicología son conceptos indesligables en el quehacer académico. Es cotidiano encontrar como los involucrados en la maquinaria investigativa sostienen con total convencimiento la indestructible relación entre ambos conceptos, al punto de incitar de forma obligatoria la presencia de hipótesis en cualquier empresa de investigación. En la presente intentaré repasar las razones (debatibles) que mantienen esta simbiótica relación y las irremediables consecuencias que está generando en la psicología.


Primero, un poco de definición. La hipótesis es una suposición planteada en forma de proposición, basada a partir de datos previos, susceptible a ser verdadera o falsa. La investigación de esta forma surge como el proceso en el cual se afirma o niega, es decir se comprueba la hipótesis. Al poder estar presente en múltiples niveles de la psicología, se ha convertido en la forma de investigar actualmente dominante generando innumerables datos.

Desde las fases iniciales de la educación general el método científico, como una unívoca manera  de generar conocimiento, ha sido transmitido de forma secuenciada y repetitiva. Como si se tratará de una forma acabada se ha posicionado como la única para el recién iniciado. Esto se debe a su facilidad de enseñanza y el interés creciente, desde mediados del siglo pasado, en la divulgación a gran escala de la ciencia. De esta forma la hipótesis como brújula principal se vuelve más en un trámite burocrático que en un proceso innovador.

Es importante aclarar que el trabajo de comprobación de hipótesis es,  ha sido y será relevante para la ciencia. Sidman (1978) se refiere como la tarea de “pico y pala” y lo explica de forma más consistente en el siguiente párrafo:
“En ocasiones, parece que los experimentadores brillantes y creadores no poseen las cualidades de paciencia y perseverancia que en general coincidimos en considerar vitales para el progreso científico. Mientras que, lógicamente, sería de desear que todos los investigadores fuesen a la vez creadores y perseverantes, tal combinación es, de hecho, rara. La mayoría de nosotros nos dedicamos a elaborar los descubrimientos de otros autores; pocos somos creadores, y sólo un reducido puñado puede considerarse ambas cosas a la vez. Sin embargo, todos somos necesarios, puesto que incluso el científico más creador, lleva a cabo su obra sobre unos fundamentos ya establecidos. Un menosprecio hacia el peón científico que ejecuta su tarea día tras día, puede impedir al estudiante darse cuenta de las aportaciones inmensamente valiosas y necesarias que sólo pueden provenir del duro y con frecuencia fastidioso trabajo de “pico y pala”. Por el contrario, y como a menudo ocurre, si se enseña al estudiante que el trabajo de “pico y pala” es Ciencia, irremisiblemente le pasarán desapercibidas las consecuencias de importantes descubrimientos sin elaborar” (p. 34).

La investigación dirigida a la comprobación de hipótesis es mucho más compacta y compatible con los estándares de producción académica contemporáneos. Como se diría, el tren de la investigación no puede parar y la contemplación indirectamente puede ser vista como una pérdida de recursos.
Por otra parte tenemos el rápido emparejamiento entre teorías e investigadores. Si bien la ciencia nos permite separar los datos (registro de los hechos) de las hipótesis (y sus fuentes teóricas), esto no disminuye la abismal producción hecha para encajar los supuestos propios y encontrar datos satisfactorios respecto a los mismos. Skinner (1969, p. 44) menciona “hay indudablemente mucha gente cuya curiosidad acerca de la naturaleza es mucho menor que la que sienten sobre la exactitud de sus conjeturas”.

Paradójicamente el otro extremo, un medio académico que carece de teorías o al menos obvia el hecho de pensar sobre ellas, también genera mayor interés en las investigaciones destinadas en comprobar hipótesis. Al tener una concepción laxa del concepto de hipótesis se recurre a concepciones del lenguaje ordinario, suponiendo que todos los conceptos que residen allí hacen referencia a fenómenos psicológicos independientes.
En cuanto a las consecuencias en el ámbito académico, que son muchas, me interesan tres puntuales:
La creencia de que los datos generados por una hipótesis solo pueden responder o interpretarse a partir de su “teoría”, convirtiéndose incompatibles con los datos de otras propuestas y generando pequeñas islas del conocimiento.
El constante desecho de datos que se consideran “negativos” al no confirmar la hipótesis del investigador. Esto fácilmente se puede observar al revisar en las revistas solo datos que oportunamente apoyan las hipótesis. En un acertado artículo (Chambers, 2014) resume este fenómeno que no solo afecta a la psicología (para más información puedes clickar aquí: https://goo.gl/mhcDEj).

La última y, sesgadamente, la más importante, es el olvido involuntario de los otros tipos de investigación. A los cuales debido a la variedad, podríamos dedicar otra entrada. Para soltar algunos tenemos: la puesta a prueba de métodos investigativos, la recreación de fenómenos, etc. Incluso los teóricos de la ciencia tienden a menospreciar los experimentos realizados por simple curiosidad, incluso desestimando el efecto “serendipity”, señalando que la profileración de datos inconexos van en contra de una ciencia ordenada y sistemática.

En este punto seguro sospechan que la entrada ha sido una excusa para colocar citas de Murray Sidman (o dar un homenaje), para confirmar su conjetura les comparto una más: “Al comprobar una hipótesis en la cual cree, un científico solamente se sorprende si los datos que obtiene desmienten su suposición, o bien si, siendo hostil a la hipótesis, su experimento la confirma. Por el contrario, cuando un investigador no experimenta para comprobar ninguna hipótesis, su vida está llena de sorpresas” (Sidman, 1978, p. 20).
Al final podemos concluir que si bien una investigación sin hipótesis puede ser cuestionable pero efectiva.

Referencias
Chambers, C.  (2014). The charging face of psychology. EE. UU: The guardian. Recuperado de: https://goo.gl/mhcDEj
Sidman, M. (1978). Tácticas de investigación científica. Barcelona: Fontanella.