El presente artículo data sobre un término que proviene de culturas denominadas orientales y su relación con actuales terapias occidentales. En el mundo de oriente muchas personas tienen la costumbre de meditar, esta acción se popularizó gracias a Siddartha Gautama, más conocido como El Buda, por esta razón dicha práctica es vista en culturas como la nuestra con tintes de corte religioso y/o místico . Sin embargo, profesionales de la salud, están recomendando la práctica meditativa, incluso se le ha bautizado con un nombre distinto para poder ser incorporado en el ámbito científico: mindfulness.
El término
mindfulness según su autor ,
es “…una conciencia que se desarrolla
prestando una atención concreta, sostenida, deliberada y sin juzgar al momento
presente” (Kabat-Zinn, 2013). Esta definición puede resultar vaga, extraña
e incluso difícil de comprender, sin embargo, la única forma de entenderla es
mediante la experiencia de la práctica de mindfulness, en otras palabras,
experienciar el estado mindful. Es necesario agregar que en español,
mindfulness es conocido como atención plena o conciencia plena. Por lo general,
las personas suelen estar abstraídas en su mundo interior, hablando consigo
mismas, pensando en sucesos del pasado o del futuro y así les cuesta entrar a
experimentar el presente, esto quiere decir que están en el ahora pero su
atención está en otro tiempo. Incluso puede haber ciertos problemas cuando
alguien está muy identificado con su mente. Por ello, teniendo en cuenta lo
mencionado anteriormente, las terapias contextuales promueven la práctica del
mindfulness dentro de su quehacer profesional.
Técnica del mindfulness
La práctica de la
atención plena puede resumirse en tres instrucciones básicas (Alonso, 2012):
- Detenerse y recogerse en uno mismo.
- Observar la experiencia (interna/externa).
- Regresar al momento presente usando los anclajes principales (respiración, sensaciones corporales).
Teniendo en cuenta
las instrucciones mencionadas en el párrafo anterior, se conocen diferentes
formas de práctica, sin embargo es importante recordar que la función (las tres instrucciones básicas descritas en el párrafo anterior) es la misma.
Las terapias contextuales promueven ejercicios de mindfulness, en el siguiente
apartado abordaré brevemente la temática.
una conciencia que se desarrolla prestando una atención concreta, sostenida, deliberada y sin juzgar al momento presente” (Kabat-Zinn, 2013).
Terapias contextuales
Las terapias
contextuales pertenecen a un enfoque conductual en psicología, esto quiere
decir que su interés se centra en el análisis y modificación de determinados
comportamientos que no permiten al cliente tener la vida que desea vivir. Este
tipo de terapias abordan al mundo “debajo de la piel” (pensamientos, emociones,
sensaciones, recuerdos, impulsos, etc.) mediante la aceptación y el aprendizaje
de relacionarse de otra manera con estos aspectos privados, para lo cual el mindfulness
y sus componentes facilitan este punto de vista. A continuación, se nombrarán 3
terapias contextuales diferentes y su relación con la práctica del mindfulness:
la terapia dialéctica comportamental (DBT), la terapia de aceptación y
compromiso (ACT) y la psicoterapia analítica funcional (FAP).
La terapia dialéctica comportamental (DBT) utiliza un protocolo estructurado para
la intervención de personas con trastorno límite de personalidad, para ello
cuenta con la incorporación de la filosofía dialéctica que cristaliza sobre
todo la combinación de la aceptación y el cambio. Dentro de la formación de
habilidades de aceptación se utilizan herramientas de mindfulness, para ello se
explica a los pacientes la existencia de dos mentes, una racional (aquella que
incorpora pensamientos) y otra emocional (aquella que incorpora las emociones).
Y al integrar ambas mentes se llega la mente sabia, esta última vendría a ser
la esencia de la conciencia plena o mindfulness (Miró y Simón, 2012).
La terapia de aceptación
y compromiso (ACT) evalúa la función de diferentes dificultades psicológicas y
para su intervención cuenta con seis procesos relacionados con la flexibilidad
psicológica (Hayes, Strosahl y Wilson, 2015). Dentro de los seis procesos de
ACT, cuatro de ellos se relacionan con la práctica de mindfulness: aceptación,
defusión, yo como contexto y momento presente. Mediante la práctica de la
atención plena se aprende a aceptar los pensamientos, sensaciones, emociones
desagradables, asimismo se aprende a defusionar los pensamientos, esto quiere
decir que no creemos que somos lo que pensamos, desarrollando un yo como
contexto el cuál se puede describir como un yo que observa los pensamientos y
emociones que están aconteciendo, y el momento presente es aquel en el que nos
encontramos siempre, solo nuestra mente viaja al pasado y al futuro.
La psicoterapia
analítico funcional (FAP) trabaja mediante el análisis funcional dentro del
ambiente psicoterapéutico, además actúa mediante el reforzamiento natural, el
moldeamiento, la equivalencia funcional y acentúa las contingencias que ocurren
en el contexto terapéutico (Fernández y Ferro, 2005). Es decir, dentro del
consultorio el terapeuta evoca conductas relacionadas con el problema del
cliente para luego reforzar las conductas de mejoría. Para las diferentes intervenciones se
requiere que terapeuta y cliente estén atentos a lo que sucede en el contexto
de la sesión terapéutica, razón por la cual la práctica del mindfulness puede
beneficiar a ambos en dicha práctica.
Programas de mindfulness
La atención plena
también puede practicarse mediante programas aplicados
dentro del área clínica (Programa de reducción del estrés con Mindfulness,
Terapia cognitiva basada en mindfulness, el Entrenamiento en comer consciente
(MB-EAT), Mindfulness para la prevención de ganancia de peso (EMPOWER), entre
otros), el área educativa, el área organizacional, etc. El programa más
conocido es el Programa de reducción del estrés con mindfulness. Fue creado por
Jon Kabat-Zinn, consta de 1 sesión grupal semanal de 2:30 horas durante 8
semanas, desarrollándose diferentes ejercicios de atención plena enfocados a
respirar, caminar, comer, etc. Aquel intervención desarrollada por Kabat-Zinn
sentó las bases para otros programas similares (Miró y Simón, 2012).
Para finalizar…
Mindfulness es una
herramienta psicológica que promueve la aceptación de emociones y pensamientos
desagradables al centrar la atención en otro estímulo diferente como los
sonidos, imágenes, sensaciones corporales, etc. Su beneficio no
radica en su conocimiento teórico sino en la propia experiencia personal,
ayudando a estar más conectados con el momento presente debido a que al
practicarlo podemos estar más conscientes de eventos internos desagradables y
elegir no evitarlos y/o quedarnos fusionados con ellos. Al practicar mindfulness diariamente, aprenderás a notar diferentes
sensaciones, pensamientos, emociones molestas pero con el tiempo van a ser
menos molestas y vas a poder aceptarlas, no es fácil pero vale la pena, es un
estado que todos podemos acceder. Espero que este artículo pueda ser una
motivación para poder acercarnos más a un estado mindful.
Referencias:
Alonso, M. (2012). Mindfulness en el
tratamiento de los trastornos de ansiedad. En: Miró, M. T. y Simón, V. (eds.), Mindfulness en la práctica clínica (pp.
81-140). Bilbao: Desclée de Brouwer.
Fernández, A. & Ferro, A. (2005).
Psicoterapia Analítica Funcional: Una aproximación contextual funcional al
tratamiento psicológico. Edupsykhé, 5
(2), 203-229.
García-Palacios, A. y Navarro, M.V. (2012). Mindfulness
en los trastornos de personalidad. En: Miró, M. T. y Simón, V. (eds.). Mindfulness en la práctica clínica (pp.
271-279). Bilbao: Desclée de Brouwer.
Hayes, S. C. Strosahl, K. & Wilson, K. G. (2015). Terapia de aceptación y compromiso: Proceso
y práctica del cambio consciente (Mindfulness). Bilbao: Descleé de Brouwer.
Kabat-Zinn, J. (2013). Mindfulness para principiantes. Kairós: Barcelona
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