Darwin Gutierrez
Miembro de Liceo
Contextual
Como parte de las entregas “no todo lo que te enseñaron de
psicología es cierto” comenzaremos revisando una afirmación común en las aulas
universitarias: “Watson (y se generaliza, el conductismo) negó la consciencia y
eventos internos, dejándolos de estudiar”.
Watson ha sido quizá el psicólogo más polémico y mediático del
pasado siglo. Su carismática pluma que le otorgó una alta cobertura, hasta
llegar a convertirse en presidente de la Asociación Americana de Psicología
(APA) en 1914 (un año después de haber redactado el famoso artículo “Psychology
as the behaviorist views it”, coloquialmente conocido como “El manifiesto
conductista”); no lo libró de un aura oscura de ‘científico loco’. Sus
apariciones en la comunicación pública acentuaron la leyenda.
En la conferencia realizada por el investigador experimental Ricardo Perez Almonacid en el II Congreso Sociedad para el Avance del Estudio Científico del Comportamiento, resalta el interés investigativo watsoniano posterior al ‘manifiesto’ en otorgar marcos explicativos sobre el pensamiento. La primera parada fue un locacionismo directo, otorgándole una ubicación espacial en la laringe al resumir al pensamiento como habla sub-vocal (Watson, 1920). Los pensamientos se tratarían de una forma gradual de actividad verbal silenciada, con una funcionabilidad evolutiva. Todavía es común encontrar comentarios, incluso dentro de círculos conductuales, como: “el pensamiento es solo lenguaje silenciado”. Los investigadores experimentales contemporáneos han permanecido con esa imagen simplificada, y al mismo tiempo fácilmente transmitible, del pensamiento (Tortosa, Pérez y Pérez, 1991).
"La primera parada fue un locacionismo directo, otorgándole una ubicación espacial en la laringe al resumir al pensamiento como habla sub-vocal (Watson, 1920)"
En una segunda versión se agrega el concepto de “economía
conductual”. Según esta posición, el pensamiento serviría como una forma
ahorrativa de ajustarse al medio. Una especie de estrategia selectiva de dejar
de verbalizar y por lo tanto, dejar de gastar energía. De esta manera se otorga
su primera relación entre la resolución de problemas y el pensamiento, un tema
de interés vigente en los estudios experimentales hasta la actualidad.
Ante lo anterior, aún aparece una pregunta: “¿los animales también
tendrían habla subvocal?, ¿cómo saberlo?”. Watson trató de responderlo evitando
cualquier forma de antropomorfización, sobre todo con un animal que compartía
de forma “observable” el hábito verbal: el loro. Para tal desafío diferenció el
hábito verbal-motor del hábito lingüístico mediante el concepto de
“equivalencia de respuesta”. El loro al recibir el sonido inmediatamente puede
repetirlo por una única vía, la fonológica; mientras que en el caso del ser
humano la respuesta puede ser intercambiada por otra actividad motora no
ubicable estrictamente en una sola parte del cuerpo. Es decir, la respuesta se
realiza con todo el organismo (Perez-Almonacid, 2010).
Esta sustitución entendida como equivalencia funcional de
respuestas, se convertiría en una forma de cumplimiento del principio de
economía orgánica adaptativa del lenguaje y pensamiento. Estas respuestas a su
vez darían la oportunidad de convertirse en estímulos generando lo que
Perez-Almonacid (2013) en el video llama
“lenguaje sobre lenguaje”. Para esto, posteriormente inserta, de manera
genérica, una función al lenguaje de sustituir los objetos del mundo, entrando
en las fronteras del representacionismo cognitivo. Posteriormente habrá
oportunidad de ampliar este punto.
Esto es lo más “elemental” que puedo decir hasta el momento. Si
bien Watson con un espíritu anti-metafísico negó la existencia de la consciencia, no entraré a defender (si es que se puede) o
atacar esa afirmación, he tratado de demostrar el interés paradójico en aquello
que justamente negó (ejemplificado en múltiples estudios experimentales y esclarecimientos
conceptuales que posteriormente brindó a la comunidad científica). En este
punto sería bueno darle un vistazo a la posición de Perez-Alvarez (1995): “El
asunto de los procesos mentales y de la conciencia no es cuestión de admitirlos
o no, sino del tratamiento que se les dé, y en esto, entonces, uno puede ser
mentalista (cuando se admiten tras un trámite metodológico) o conductista
cuando se cuenta con ello en el ejercicio mismo de la conducta (y no en la
representación teórica acerca de la representación mental del sujeto en virtud de
la cual se comportara)”. (Dejamos el link para que saques tus conclusiones:
https://es.scribd.com/doc/202140317/Watson-1913-Psychology-as-the-Behaviorist-Views-It).
Sin embargo podría decirse que Watson, dependiendo de la época
podría encajar completamente en ambas posiciones; al simplificar al pensamiento
inicialmente como habla subvocal, negando la existencia de procesos complejos,
y posteriormente al dedicar gran parte de su vida académica a representar
conductualmente el fenómeno. Estos encuentros-desencuentros nos hablan de una
relación tormentosa de estudiar procesos conductuales complejos con un afán de
darle a la psicología un objeto de estudio definido por exclusión (no
consciencia, no eventos privados), pero como menciona Perez-Almonacid (2013) termina
cayendo en la trampa de operacionalizar el lenguaje ordinario.
Referencias:
Perez-Almonacid, R. (2010). Análisis conceptual y experimental de
la sustitución contingencial. Tesis para optar el grado de doctor en ciencia
del comportamiento. Universidad de Guadalajara.
Perez-Almonacid, R. (2013). Evolución del concepto de pensamiento
en Watson. II Congreso Sociedad para el Avance del Estudio Científico del
Comportamiento. Realizado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia
de España. Recuperado de https://canal.uned.es/mmobj/index/id/16025
Perez-Alvarez, M. (1995). El fracaso del conductismo watsoniano y
el éxito del punto de vista conductista. Acta comportamentalia, 3, 35-53.
Tortosa, F; Pérez, E. y Pérez, A. (1991). La nueva imagen John Broadus
Watson en la historiografía contemporánea. Anuario de psicología de la
Universidad de Barcelona, 51, 67-87
Watson, J.B. (1913). Psychology as the behaviorist views it. The
Psychological Review, 20 (2), 158-177. Recuperado de
https://es.scribd.com/doc/202140317/Watson-1913-Psychology-as-the-Behaviorist-Views-It
Watson, J. B. (1920). Is Thinking merely the action of language
mechanisms?. British Journal of Psychology, 11, 87-104. Recuperado de
http://psychclassics.yorku.ca/Watson/thinking.htm
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